Recorriendo desprevenidamente las calles del barrio Bosques de La Enea se encuentra una estrecha y blanca caseta destinada a guarecer del sol y del agua a su paciente vigilante. Está decorada en su interior con una bandera de Colombia que a su vez sirve de cortina; al lado de las imágenes de la Virgen del Carmen y de Fátima, comparten ventana, tres desteñidas fotos de Rubén “El Matador” con su respectivo capote, una postal de la plaza de toros “Las Ventas” de Madrid y la imagen de Pepe Cáceres que apareció en la portada de la revista Papel Salmón en su edición del 9 de octubre de 2016.
Rubén o “El Matador”, que es como le gusta que le digan, tiene 77 años y porta orgulloso un quepis azul, que no dudo le hacen sentir que lo que realmente lleva en su cabeza es una montera. Con gafas oscuras y la funda de un machete atada a su pierna espera capotear a los dueños de lo ajeno. Ha seguido las corridas de toros de Manizales desde su octava temporada, o sea, hace mas de sesenta años. Seguramente no pudo ingresar a la universidad o tener una mejor suerte laboral, pero no se queja, no habla mal de los antitaurinos pero eso sí, sonríe y se regocija hablando sin parar de toreros, pases, cuadrillas, peñas y de la plaza de toros de Manizales a la que admira profundamente pues al fin y al cabo es el santuario de sus emociones.
El Matador conoció a Pepe Cáceres en el antiguo matadero que quedaba cerca al barrio San José y de quien dijo, embestía vacas y toros con un periódico. Ya en el pedestal de la fama, extendió su mano generosa sobre Rubén, aspirante a novillero a quien donó un traje de luces (taleguilla, chaquetilla, montera y coleta), un capote y un estoque de aluminio. Se declara ferviente admirador de César Rincón, los hermanos Peralta, Paco Camino, Palomo Linares y la cuyabra Morenita del Quindío, una de las primeras mujeres toreras en llegar a las principales plazas de toros del mundo, incluyendo la de Manizales.
Los relatos de El Matador coinciden con la reciente película colombiana “Pepe Cáceres” producida, codirigida y actuada por su hijo Sebastián Eslava y que, no obstante haber sido estrenada el pasado 19 de enero, aún permanece en cartelera en las salas de Cine Colombia, lo que la convierte en todo un éxito cinematográfico, considerando la tradicional apatía de muchos colombianos por las producciones nacionales. Nunca había visto que en una película su director saliera en hombros de monosabios, areneros, banderilleros y aficionados como le sucedió a Sebastián Eslava cuando estuvo acompañando el estreno en Manizales.  Pepe Cáceres siempre tuvo especiales afectos, cariños y amores en esta ciudad, donde debutó (12 de agosto de 1953), donó el capote usado en su alternativa en la plaza de toros de Sevilla a la Virgen de la Macarena y a donde finalmente trajeron sus cenizas 10 años después de su muerte (1997).
A pesar de haber tenido una niñez pobre y desamparada encontró fama y riqueza en la tauromaquia y en un país lleno de corruptos, narcotraficantes y mafiosos ese es un hecho que de por sí merece reconocimiento. Pepe Cáceres, la Morenita del Quindío, Rubén El Matador y tantos taurófilos eran y son personas humildes que por razones que sólo ellos entienden, encontraron sentido a sus vidas en el arte de cúchares que es como les dicen a las corridas de toros. Por eso su derecho a sentir y expresar esa pasión nadie se las debería opacar.