Como el pajarillo alegra el día con sus bonitos trinos, así el 12 de octubre del año 1492 el marinero Rodrigo Triana situado en lo alto de la embarcación empezó a gritar, casi a cantar, la esperada palabra: “Tierra, tierra”.
Colón había expuesto ante los reyes de España el 10 de enero de 1486 el proyecto de navegación para acortar distancias marinas; después de altibajos logró salir de Palos de Moguer el 3 de agosto de 1492 con tres embarcaciones rumbo a lo desconocido, en aventura fascinante.
Después de 72 días de una navegación llena de miedos, incertidumbres), palabras de animación de Colón, días de esperanza, ese 12 de octubre Triana gritó emocionado señalando el paisaje cercano de una bella tierra; habían llegado a San Salvador, isla de ilusiones.
Fue el encuentro de dos mundos, eI viejo y el nuevo continente, para muchos es fecha desgraciada por el despojo de riquezas y la destrucción de culturas bellísimas que aquí se gestaban, la violencia que se usó para implantar los dominios de la corona que según leyes de aquella época quedaban como propiedad de los conquistadores, pues Europa se consideraba dueña del mundo, con su cultura, su sistema de regencia, su religión, sus leyes.
Pero la verdad es que se dio el encuentro de dos mundos y que aún es difícil el diálogo entre los continentes del mundo, sus culturas y creencias, así como sus sistemas de gobierno. La verdad es que nació para el mundo y la historia un nuevo Continente desconocido hasta esa época; superando los sucesos dolorosos de ese encuentro se ha querido hacer énfasis en la Hispanidad, nueva raza y nuevo espacio de la tierra que es un aporte positivo y valioso en la búsqueda de la justicia y el progreso para todos.
Día de un suceso histórico que debemos mirar en sus aspectos positivos, en sus aportes orientadores y en la realidad de la historia.
Manizales está también vestida de fiesta ya que el 12 de octubre del año 1849 se dio inicio a su vida cívica y como nuevo municipio pujante y brillante para la historia de Colombia.
Su crecimiento vertiginoso, su organización social, la valentía de sus habitantes que formaban comunidad enlazada en su cristianismo, su visión social, su espíritu acogedor, su fuerza de trabajo, se ha dicho que con el tiple, el hacha y el rosario esta naciente población brilló con luces de progreso. Ojalá no dejemos perder esas chispas iniciales.