Los colegios deben ‘proporcionarles’ a sus estudiantes una buena educación; el buen empleo de las palabras ‘proporciona’ la adecuada comprensión de una redacción; la tienda de la esquina les ‘proporciona’ a sus clientes lo necesario para su diario sustento; un empresario justo les ‘proporciona’ a sus empleados una vida digna, y uno mismo puede ‘proporcionársela’.
Así, en términos generales, se puede decir que la acción del verbo ‘proporcionar’ es positiva. Razón por la cual el locutor que describió el asesinato de Zaida Andrea Sánchez (“La Diabla”) se equivocó al escogerlo para esta declaración: “Le proporcionaron varios impactos de bala...” (YouTube, 23/1/2025).
Lo confundió quizás con el verbo ‘propinar’ (‘dar un golpe’). O pudo también emplear el verbo ‘asestar’ (‘hacer a alguno el objeto de un golpe, de un tiro’, etc.). El verbo ‘proporcionar’ (del latino ‘proportionare’) tiene como primera acepción la siguiente: “Disponer y ordenar algo con la debida correspondencia en sus partes”, por ejemplo, colocar adecuadamente las partes de un todo para que luzca natural y no se vea deforme.
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De cuando en cuando, el autor de ‘Oasis’ hace afirmaciones irreflexivas y, por ello, equivocadas, como ésta: “La palabra ‘discípulo’ viene del griego, y significa “el que se dedica a aprender” (LA PATRIA, 26/1/2025).
No, no es griego, es un vocablo latino, que viene remotamente del verbo ‘discere’ (‘aprender, saber, hacer estudios’) a través del sustantivo ‘discipulus-i’ (‘alumno, discípulo; ayudante, aprendiz’) y que El Diccionario define así: “Persona que aprende una doctrina, ciencia o arte bajo la dirección de un maestro”.
Son también ‘discípulos’ los que siguen las opiniones, propuestas y consignas de diferentes grupos sociales y de individuos influyentes. Sus sinónimos, ‘escolar, colegial, educando, estudiante, adepto, partidario, seguidor’. De la misma raíz, ‘discipulado, disciplina (ciencia, arte; penitencia, cilicio), indisciplina, disciplinario (correccional), disciplinante (penitente)’.
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El verbo ‘fondear’ tiene muchos sinónimos, entre ellos, ‘anclar, ancorar, encepar, surgir; reconocer, registrar, inspeccionar’, y otros, para mí desconocidos hasta hoy, como ‘engalgar’ y ‘entalingar’*, pero no ‘financiar’ (‘suministrar el dinero para alguna empresa’), la significación equivocada que el columnista de El Tiempo Manuel Guzmán Hennessey le da en esta declaración: “...y los congresistas republicanos que ayudaron a fondear la campaña” (24/1/2025). “...que ayudaron a financiar la campaña”, correctamente.
El verbo ‘fondear’, empleado especialmente en la marina, significa en este campo lo siguiente: “Desarrumar o apartar la carga del navío hasta descubrir el plan y fondo de él para reconocer algo. // Intransitivo. Dicho de una embarcación o de cualquier otro cuerpo flotante: Asegurarse por medio de anclas que se agarran al fondo de las aguas o de grandes pesos que descansen en él”. También, ‘llegar a un puerto y detenerse en él’.
Esta confusión de términos no es muy frecuente, pero puede coger fuerza y, con el tiempo, generalizarse. * ‘Engalgar’: “Marina. Afirmar a la cruz de un ancla el cable de un anclote, para que, tendidos o fondeados ambos en la misma dirección, ofrezcan seguridad a la nave en casos de mal tiempo o en fondeaderos de mucha corriente”. ‘Entalingar’: “Marina. Asegurar el chicote del cable o cadena al arganeo del ancla”. ‘Chicote’: Extremo o punta de cuerda, o pedazo pequeño separado de ella”. ‘Arganeo’: “Argolla de hierro en el extremo superior de la caña del ancla”. ¡Uf!
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De la siguiente manera terminó su artículo la columnista Claudia Isabel Palacio Giraldo: “¿Dónde están los hombres, lo/as adinerado/as, los/as ‘no radicalizados/as’, dispuestos a hacerlo?” (El Tiempo, 30/1/2025). ¿Por qué no escribió ‘dispuestos/as’? Porque este lenguaje, además de ser farragoso, nocivo e inútil, es traicionero. Y ¡qué tal hablar así! Dejémonos de tonterías, y escribamos y hablemos en castellano.