En un mundo acelerado aprender a relajarnos es un privilegio que todos podemos disfrutar, solo requiere de una determinación firme y un poco de acción cada día. Es frecuente ver a las personas tensas, adoloridas y cansadas que se arrastran por la vida intentando sobrevivir sin tomar acción para salir del modo lucha y huida de sus cerebros, y disfrutar del modo recuperación y crecimiento.
Tener éxito, salud y bienestar sostenible depende más de las pequeñas acciones que llevamos a cabo cada día que de irnos de retiro a la India por una semana y recaer en las conductas tensionantes al volver.
Para estimular la relajación y el bienestar en nuestro cuerpo y mente. Si bien mi mejor recomendación es hacer de la meditación o el mindfulness una práctica regular para poder disfrutar de todos sus beneficios físicos y mentales, no todos nos sentimos cómodos sentándonos a respirar por doce minutos. Sin embargo, existen algunas técnicas sencillas que podemos usar para combatir la sensación abrumadora que experimentamos cuando el estrés o la ansiedad se apoderan de nosotros.
Cuanto más practiques, mejor te irá y más efectivos serán.
Preparación de relajación
Antes de comenzar a relajarte, asegúrate de que tu mente, tu cuerpo y tu entorno estén tranquilos:
·  Encuentra un espacio donde nadie te interrumpa.
· Acuéstate o siéntate cómodamente con las piernas sin cruzar.
·  Usa ropa cómoda y quítate los zapatos.
· Cierra ligeramente los ojos o concéntrate en un punto en el suelo.
· Despeja tus pensamientos y concéntrate en tu respiración.
No te preocupes si no puedes relajarte inmediatamente. Los pensamientos pueden aparecer en su mente. No te concentres en ellos, solo déjalos pasar.
Se consciente de qué tan relajado estabas antes y después de cada ejercicio.

La regla de los dieciséis segundos
Tómate 16 segundos para detener el estrés y entrar en la calma con la respiración del cuadrado cada vez que lo necesites. Seguir este sencillo método proporciona una breve “interrupción del patrón”, generando un momento para calmarte, atenuar tu ira o entrar en el momento presente.
Considera esta técnica como un botón de reinicio para reducir el estrés, salir de tu hábito actual y reenfocarte.
Simplemente inhala durante cuatro tiempos, sostén durante cuatro tiempos, suelta durante cuatro tiempos, haz una pausa durante cuatro tiempos. Úsalo cuando necesites un descanso o te sientas abrumado.

Tiempo para no hacer nada
Hay quienes caen en la trampa de la falsa productividad y se sienten mal si no están realizado alguna actividad “importante”, orgullosos de una agenda que no les da un minuto para respirar, lo cual termina en el agotamiento.
Bloquea unos minutos de tu día para ser, no para hacer, en los cuales respires, descanses, salgas a pasear o disfrutes del arte esto recarga tu mente y tu cuerpo.

Meditación de la compasión
También llamado meditación de bondad amorosa, este ejercicio de visualización puede ayudarte a fomentar sentimientos de compasión y bondad hacia ti mismo y hacia los demás.
Concéntrate en tu respiración durante varios segundos, inhalando y exhalando lentamente hasta que encuentres un ritmo cómodo y natural.
Visualiza a la persona a la que deseas extender la compasión: tú mismo, un ser querido, un ser no tan querido o incluso una mascota. Imagínalos claramente y mantén la imagen en tus pensamientos.
Imagina los desafíos o el dolor que podrían estar enfrentando en su vida.
Ahora, enfócate en los sentimientos que te gustaría enviar: paz, calma, alegría, curación o felicidad.
Imagina estos sentimientos en forma de luz dorada que se extiende desde tu corazón al de ellos.
Puede resultarte útil verbalizar estos sentimientos en forma de mantra, como “que encuentres paz y felicidad”, “que estés libre de sufrimiento”, “que seas feliz”.
Sigue respirando mientras repites las afirmaciones. Con cada exhalación, imagina la luz dorada dejándote y llevando tus sentimientos y buenos deseos hacia la otra persona.
Si está dirigiendo la visualización hacia usted mismo, imagine que el dolor y otros sentimientos difíciles se alivian con cada exhalación, mientras la luz dorada viaja a través de tu propio cuerpo.
Continúa el ejercicio de uno a tres minutos. Es posible que notes sentimientos de compasión, calidez y alegría esparcidos por todo tu cuerpo.