Las cifras de las alteraciones emocionales y mentales en el mundo son alarmantes, nos hacen un llamado a revisar las acciones que cada uno estamos tomando para cuidar de nuestro bienestar emocional y nuestra salud mental.
El estigma que existe frente a la salud mental ha generado un imaginario social de vergüenza frente a experimentar una alteración mental, como si el cerebro fuera un órgano desconectado del cuerpo y por lo tanto inmune a la enfermedad. Nunca he visto que a alguien con un problema físico como una fractura le recomienden sus parientes y amigos colocarle buena voluntad para su sanación o que se motive para que “mágicamente” su hueso se cure; pero he visto como a personas con ansiedad o depresión, las juzgan como desagradecidas, manipuladoras o exageradas, desconociendo el impacto que tiene el tema mental en la calidad de vida de quienes la padecen.
Quiero invitarte a ampliar la visión ante las alteraciones emocionales y saber que cualquiera de nosotros puede ser vulnerable a vivir una situación de estas, para esto te recomiendo aprender a reconocer factores de riesgo como:
·Sentimientos de tristeza o desánimo
·Pensamientos confusos o capacidad reducida de concentración
·Preocupaciones o miedos excesivos, o sentimientos intensos de culpa
·Altibajos y cambios radicales en el estado de ánimo
·Distanciamiento de las amistades y de las actividades que antes generaban disfrute
·Cansancio importante, baja energía y problemas de sueño
·Desconexión de la realidad (delirio), paranoia o alucinaciones
·Incapacidad para afrontar los problemas o el estrés de la vida diaria
·Problemas para comprender y relacionar las situaciones y las personas
·Problemas con el uso de alcohol o drogas
·Cambios importantes en los hábitos alimentarios
·Cambios en el deseo sexual
·Exceso de enojo, hostilidad o violencia
·Pensamiento suicida
También te invito a incorporar pequeñas acciones que te ayuden a cuidar de tu mente, así como cuidas de tu cuerpo:
·Incluye en tu dieta alimentos para sentirte bien. Las frutas y verduras son complementos esenciales para una salud óptima. No solo nutren el cuerpo sino también el cerebro. Sus propiedades contribuyen al bienestar psicológico, procesamiento cognitivo y regulación emocional.
·Toma el sol. Diez minutos de sol al día en horarios de baja intensidad de radiación te ayudan a elevar los niveles de vitamina D, la cual es fundamental para el estado de ánimo, entre muchos otros beneficios.
·Fortalece las relaciones sociales. Comparte tu tiempo libre con personas que te hagan sentir bien, que sean positivas para tu vida y te inspiren.
·Ayuda a otros. Cuando nos sentimos útiles nuestro cerebro nos premia con un “coctel” de recompensa que nos hace sentir bien. Vincúlate con iniciativas solidarias, se amable o decide realizar tu buena acción del día.
·Expresa tus emociones. Aprende a diferenciar los cambios que tienes a lo largo del día y que situaciones o pensamientos los detonan así podrás prepararte para cuando tengas que afrontar momentos similares.
Las pequeñas acciones que sostienes en el tiempo son las que generan cambios significativos en tu vida, por eso es importante reconocer los factores de riesgo y protectores que nos ayudan a sentirnos bien para vivir mejor.