Luego de un receso de dos meses retomo mi viaje por los dominios del Kumanday. Llegamos al Cerro Gualí, poderosa mole que se ve desde lejos coronada con las antenas de radio y televisión. No faltan los colombianos tan llevados a exagerar nuestras cosas que dicen que son las antenas ubicadas a mayor altura en el mundo. No lo creo. Como tampoco es cierta la extraña afirmación escrita en alguna parte que el Cerro Gualí es el techo de Colombia. Esta afirmación tan chabacana revela ignorancia total. ¿Cómo puede ser el techo de Colombia un cerro que apenas mide 4.050 metros sobre el nivel del mar? Para empezar, todos los nevados del Parque sobrepasan de lejos en altura al Cerro Gualí: Tolima, Quindío, Cisne, Santa Isabel y Ruiz.  El techo de Colombia se encuentra en los 5.700 metros de la Sierra Nevada de Santa Marta con sus picos Colón y Bolívar.
Dejándonos de controversias admiremos la mole del Gualí que se encuentra a 11 kilómetros del Parador Turístico La Esperanza. En el recorrido que hasta ahora hemos llevado hemos pasado por el bosque alto andino, el prepáramo y el páramo.El frío se hace sentir y dos son sus causantes: la altura y el viento helado, siendo este último el principal. En efecto, los que subimos montañas sabemos que es el viento el causante principal del frío y de las congelaciones. Dentro de los iglús que construyen a veces los alpinistas, a pesar de que las paredes son de nieve y hielo, hace menos frío que afuera.
He estado en la cima del Gualí varias veces. Soldados del Batallón Ayacucho lo cuidan y  brindan seguridad a la zona que en otra época fue corredor de la guerrilla. Supimos que la Gobernación de Caldas mejoró las instalaciones. Ya era hora y era justo porque los soldados sufren por las duras condiciones climatológicas. Les han mejorado los alojamientos, la cocina, los baños y les han instalado agua caliente. Era lo mínimo que se podía hacer por los 24 valientes soldados que cuidan el Cerro. A propósito de los soldados rasos, estando yo una vez en el Parque Tuparro en el Orinoco llegó un grupo de soldados a brindar protección a los turistas porque se hablaba de presencia de la guerrilla. Al mismo tiempo llegaron unas señoras encopetadas de Bogotá que traían toda clase de facilidades y un séquito de personas que les brindaban el máximo de comodidades. Una de ellas al ver a los soldados comenzó a insultarlos y a decirles que ellas venían a buscar “la paz en la naturaleza” y se encontraban con soldados y armas. Y ahí sí se me subieron todos mis apellidos y encaré con fuertes palabras a la orgullosa dama y le exigí que respetara a los soldados y que reconociera que gracias a ellos podía ella visitar el Parque Tuparro sin problemas de orden público y en “paz con la naturaleza” como decía ella pomposamente.
Seguimos y llegamos a la “ye” donde se abren dos rutas: a la derecha hacia el nevado y a la izquierda hacia Murillo. Poco más arriba por la derecha se llega al sitio denominado Brisas donde se encuentra la cabaña de acceso al Parque de los Nevados. Todos los sitios del Parque los elegimos nosotros desde Manizales en 1973, bajo la dirección del recordado Ernesto Gutiérrez Arango que nos convocó para preparar la creación del Parque que se hizo en 1974. Yo personalmente que era el más joven recorrí incansable todos los rincones de los Nevados Ruiz, Cisne, Santa Isabel, Quindío y Tolima preparando la creación del Parque, de tal manera que conozco y reconozco todos los accidentes, hasta los más mínimos del entrañable Parque.