En 1545, el Duque Cosme I de Médici decidió comisionar unos frescos para la Basílica de San Lorenzo y de esta forma inmortalizar su nombre en la historia. Esta tarea se le encomendó a Jacopo da Pontormo, uno de los grandes pintores de la época. Al iniciar la obra, una extraña paranoia se apoderó del artista. No quería que nadie viera su trabajo antes de que fuera terminado pues pensaba que iba a ser su obra maestra y temía que alguien le robara sus ideas. Durante once años la iglesia permaneció sellada y lejos de los ojos del público.
Durante este tiempo, Pontormo casi no salía de su lugar de trabajo y se aisló de tal forma que desarrolló una fobia hacia el contacto humano. El pintor murió antes de completar su obra, y cuando entraron a revisar su trabajo se encontraron con un fresco que carecía de proporciones, las escenas bíblicas del Arca de Noé, Adán y Eva y la Creación se sobreponían las unas sobre las otras, Pontormo se había obsesionado con el detalle y había perdido la capacidad de ver la obra de manera general.
De alguna manera, esta historia sobre los frescos de Florencia es una alegoría a los efectos del aislacionismo en las relaciones internacionales. Donald Trump, desde el inicio de su periodo como presidente de Estados Unidos, afirmó que el país bajo su mandato iba a adoptar una política exterior aislacionista en la que los intereses de su nación iban a estar por encima de todos los demás (América First - Primero Estados Unidos). Por este motivo, no resultan sorprendentes sus recientes declaraciones en contra de sus aliados tradicionales. La semana pasada, un memorando de la Casa Blanca afirmó que Colombia podía ser descertificada por no presentar resultados en la lucha contra las drogas y comparó los esfuerzos del país en esta materia con los de Bolivia y Venezuela. Estas declaraciones cayeron muy mal en el gobierno nacional y el presidente Juan Manuel Santos respondió diciendo que Colombia había sido el país que más muertos había puesto en esta guerra.
De igual forma, en un trino, el presidente Trump criticó a la policía londinense el día del atentado terrorista en el metro de Londres el pasado 15 de septiembre. “Gente demente y enferma que estaba en la mira de Scotland Yard. ¡Hay que ser proactivos!” Este anuncio cayó como un baldado de agua fría en el gobierno de Reino Unido y especialmente entre la opinión pública y las víctimas. Los ataques del presidente estadounidense contra dos de sus aliados tradicionales y estratégicos aíslan cada vez más a Estados Unidos en el sistema internacional.
Trump quiere hacer de su país una fortaleza (protegida con un muro al sur) distanciada del resto del mundo, pues considera que el país es poderoso y autosuficiente. No obstante, aislarse del mundo también implica perder de información importante para conservar ese poder. Sin este conocimiento es imposible tener una visión global y como le pasó al artista Pontormo es fácil perder la proporción de las cosas al no tener perspectivas diferentes que den una retroalimentación sincera sobre su trabajo. Esto hace que el que se aísla se convierta en blanco fácil, pues no hay nadie que lo haga caer en cuenta de sus errores y como lo declaró el gran literato inglés, el Dr. Samuel Johnson (1709-1784), “La soledad es peligrosa para la razón, sin ser favorable a la virtud… Recuerda que el mortal solitario es sin duda lujurioso, probablemente supersticioso y posiblemente un loco”.
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