Mientras se exige a deportistas al máximo y se les amenaza de muerte por algún error, que dentro de su humanidad es válido, las generaciones jóvenes actuales se llenan de información poco productiva que los medios usan como medio de distracción, dejando de lado aspectos importantes como la salud, la educación, la calidad del empleo en las ciudades, la economía, incógnitas preocupantes como el déficit fiscal, las altas tasas de impuestos y la necesidad de mejorar la calidad de vida de la población. Estas necesidades reales son latentes en el diario vivir del colombiano, pero no son de su preocupación inmediata, como sí lo son la farándula, los chismes, las actitudes jocosas en el ámbito político, matrimonios de famosos, últimos gritos de la moda, entre otros.
Es de esperar que el pueblo en su mayoría sea así, con poca actitud crítica, personas capaces de soportar empleos paupérrimos, salud deficiente y una ley social de acecho de las oportunidades por encima de otros, cual si fuéramos una jauría de lobos. Al pertenecer a la cultura de los “más avispados”, tenemos un gen extra en la construcción cultural, que rompe desde niños el tejido social y basa la mayoría de los logros en asuntos individuales y nunca colectivos.
Es indiscutible el efecto de bella durmiente que ha causado la falencia de criticidad sobre la calidad de vida de la gente, dejándolos a merced de los expertos en manipulación. Por lo tanto, la esperanza de este pueblo, que está condenado a repetir el ciclo de su historia de muertes innecesarias y de mutilación de todo aquel que piensa diferente, es la educación orientada a potencializar habilidades, a forjar todos los días una mejor versión de sí mismo, a vivir con ese toque de humanidad que permita construir en conjunto, en medio de la diversidad, un país que participe, anuncie y reclame sus derechos.
Pero esta educación ideal posee bastantes enemigos entre ellos tres muy destacables, uno, las instituciones públicas, donde se puede ver claramente la relación directa entre pobreza y corrupción, Colombia es uno de los países más corruptos del mundo, lo que conlleva a que no se puedan aprovechar los recursos recolectados de manera eficiente, para tener buenas instituciones públicas y así escapar de la pobreza desmedida. En el país es necesario tomar medidas que permitan fortalecer los recursos destinados a la educación.
Las otras amenazas son la cultura que construye la mentalidad de la gente, sus puntos de vista y creencias y, en el caso puntual de Colombia, la relación directa con la religión incrementa las posibilidades de estar entre los países más pobres. Esto lo podemos constatar en la relación que existe a nivel mundial entre los países ricos con población que carece de creencias religiosas, místicas o en deidades y los países pobres con población altamente creyente, misticismo y dioses mágicos, esto es ocasionado porque la religión, en general, tiene una connotación de que el aquí y el ahora no pueden ser mejorados, por lo que hay que enfocarse en lo espiritual y esperar al siguiente mundo.
Es fundamental para construir una sociedad de líderes, pasar a un segundo plano estos enemigos de la verdadera educación que eleva las habilidades humanas a su máxima expresión.
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