Culminó la semana anterior el Foro Mundial de Productores de Café en su segunda versión. Una vez más se hizo un diagnóstico del estado de la industria a nivel global y de las dificultades por las cuales atraviesan los productores, a diferencia de todos los demás actores de la cadena productiva, que cada vez ganan más con su actividad logística, industrial y comercial. El economista Jeffrey Sachs de la Universidad de Columbia, presentó el estudio encomendado en el foro de Medellín hace dos años, enfatizando la importancia de la sostenibilidad económica y la falta de compromiso de la industria para mejorar el ingreso del productor. Destacó la necesidad de interacción de todos los miembros de la cadena para desarrollar acciones globales, con corresponsabilidad de agentes públicos y privados que garanticen sostenibilidad ambiental, social y económica. Resaltó que las nuevas tecnologías dan la oportunidad de mejorar las formas tradicionales de comercialización acercando productores y consumidores agregando valor en origen. Por otro lado hizo un llamado a estimular el consumo en países productores y en mercados emergentes que equilibren la oferta y la demanda para alcanzar precios remunerativos para los caficultores. El estudio planteó la creación de un fondo global de 10 billones de dólares anuales con cuatro fuentes de recurso: la industria, gobiernos de países productores, donantes y productores, para apoyar temas sociales, infraestructura, salud y seguros climáticos. Propuesta poco probable, porque no veo de dónde van a salir aportantes y donantes de dicho fondo.
El Foro resolvió promover la creación de una plataforma tecnológica que difunda información de cifras de todos los segmentos de la cadena que genere transparencia en la formación de precios, desarrollar mecanismos de trazabilidad, capacitar productores en la gestión de empresa y manejo del riesgo, desarrollar comercialización e innovación tecnológica que permita alcanzar precios remunerativos para los productores como sellos de sostenibilidad económica y tostado en origen. Por último el Comité del foro debe avanzar en la creación de una entidad jurídica que planee y ejecute las estrategias de la declaración.
Lo importante de estas convocatorias es que han ido creando conciencia alrededor de una situación que, por varios años, está generando pérdidas en el eslabón productivo (falta difundir el mensaje masivamente en los consumidores). Una industria que crece cada año un 3-4% en café comerciales y un 10% en especial, donde se generan más de 225 mil millones de dólares al año, de los cuales los países productores reciben alrededor del 8%, trabajando a pérdida, no es sostenible en el tiempo. Los planteamientos del profesor Sachs y las conclusiones no son muy diferentes de lo que viene hablando el Dr. Roberto Vélez en foros y reuniones en estos tres años. No es gran descubrimiento, ni fórmula mágica, la que resulta del estudio que no sabemos cuánto costó.
Todo lo anterior busca generar de nuevo rentabilidad al negocio. En un escenario ideal, donde de nuevo la actividad fuera rentable, sería inevitable estimular la siembra generando más oferta y presión de precios a la baja al haber más café que compradores. Por eso muchos economistas sostienen que los mercados se autorregulan por oferta y demanda, alzas y bajas en los precios. En las condiciones actuales, Brasil y Vietnam, son rentables y al haber mayor precio, van a serlo aún más y aumentarán sus producciones. Por más que tratemos de ser competitivos en Colombia produciendo commodities, nunca podremos llegar a los niveles de eficiencia de caficulturas mecanizadas. Solo nos queda el camino de la diferenciación y la generación de valor, en origen y para los productores, para lo cual tenemos todas las condiciones. Solo con un producto así podremos aplicar las recomendaciones del foro.