Los que somos mayores que los millennials, alguna vez o tal vez muchas, hemos escuchado el bambuco ‘A quién engañas abuelo’ del compositor Arnulfo Briceño y cuya interpretación más reconocida es la del dueto Silva y Villalba. La canción recuerda el tiempo de La Violencia en la década de 1950 en la que murieron aproximadamente 300.000 personas, y denuncia a sus principales culpables: los políticos. Nos dice que “Aparecen en elecciones unos que llaman caudillos, que andan prometiendo escuelas y puentes donde no hay ríos, y al alma del campesino llega el color partidizo, y entonces aprende a odiar hasta a quien fue su buen vecino, todo por esos malditos politiqueros de oficio”. Sería tonto decir que todo sigue igual, por fortuna muchas cosas han cambiado para bien. Sin embargo, si miramos con atención lo que está pasando en este justo momento, en esta campaña electoral para mandatarios locales y regionales, podemos encontrar elementos que darían para escribir la letra de una canción que describa lo mismo de hace 60 años: un engaño que no cesa, que solamente se transforma. La canción, a lo mejor un reguetón, podría ser escrita por Daniel Samper Ospina.
Todos prometen lo mismo en abundancia, banalizando las necesidades y aspiraciones de la gente. Los jóvenes son vistos como tierra fértil para cosechar votos, les auguran que llegarán a la tierra prometida, que los convertirán en ¡emprendedores!, esa palabra mágica de la cual se abusa en cada declaración, cada foro, cada pendón. Y no falta ninguno a la hora de declararse los más firmes defensores del ambiente y la naturaleza, así como de llamar a una cruzada contra la corrupción. El circo se repite cada dos años en una alternancia entre elecciones nacionales y locales. En últimas, hasta las formas más ingenuas y aparentemente decentes implican una corrupción: la de las relaciones humanas. Porque bajo el ropaje de la frescura, la juventud y ‘las ganas’ por hacer las cosas ‘bien’ se esconde un terrible manoseo de los ciudadanos en esa aparente ‘bacanería’ del candidato que sale a la calle a seducir votantes. Ahora bien, este tipo de corrupción no es nada en comparación con la vulgar compra de electores por paquetes, con todo un mercado de intermediarios que constituyen una pirámide como las de DMG. ¿De dónde sacan tanta plata algunos candidatos para hacer campañas tan costosas? Aquí se podría usar ese dicho de “piensa mal y acertarás”. Y entrando a terrenos tenebrosos se llega a otro mercado, el de la muerte, pues como denuncia la Fundación Paz y Reconciliación “Políticos estarían contratando a sicarios para que maten a sus contrincantes".
Pero la culpa no es totalmente de quienes quieren los puestos, los electores también somos responsables. Empezando por creer una y otra vez la mentira, por dejarnos engañar periódicamente. Además, por perezosos, pues nos eximimos de responsabilidades en la vida social y colectiva por el mero hecho de participar en las elecciones, hacerle propaganda a uno u otro candidato y por hablar de política todo el día. Una sociedad irresponsable solo puede engendrar políticos irresponsables y granujas. Una sociedad exigente y que hace lo que le toca pone alto el listón para aquellos que quieran hacerse a los cargos públicos.
Los candidatos no tienen por qué sabérselas todas, el problema es que fingen que sí lo saben todo. La competencia es tan atroz, tan fiera, que casi todos caen en la tentación de perseguir enceguecidos la victoria sin escrúpulo alguno. Un buen comienzo podría ser renunciar a entonar cantos de sirena y aceptar las propias limitaciones y las del gobierno, lo cual lleva implícito un desafío para el ciudadano, el de no esperar soluciones mágicas de sus gobernantes. Y tal vez la oferta de programas de gobierno más sencillos y menos ampulosos podría introducir algo de decencia a la política y los gobiernos. ¿Por qué no ofrecer tapar los huecos antes que prometer fastuosas autopistas?
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015