Siendo ministro de Cultura Juan Luis Mejía Arango en el año 2000, y aportando Gabriel García Márquez el nombre, se creó esta figura jurídica que le facilita al Estado coordinar la realización de sus actividades en la provincia.
En Caldas esta figura ha tenido altibajos, dependiendo de la eficacia y sobre todo de la idoneidad del secretario de cultura departamental del momento, a pesar de que se han caracterizado municipios como Chinchiná, donde este grupo de voluntarios, entre los cuales se destaca Luisa Osorno, viene desarrollando hace años una importante labor. Así como sobresale Chinchiná, hay municipios donde este grupo no ha tenido arraigo por falta de motivación.
¿Qué hacen estos grupos? En primera instancia agrupan a jóvenes interesados en el tema cultural, desde la literatura hasta el patrimonio arquitectónico. Allí reciben capacitación en los temas que están promoviendo y desarrollan una agenda de actividades como exposiciones, conferencias, visitas, foros o conciertos. No hay obligatoriedad y las actividades son el reflejo de los sanos intereses de sus líderes.
Los grupos de Vigías del Patrimonio dependen económicamente de los alcaldes municipales, que muchas veces no los atienden con el cuidado requerido ya que torpemente se dejan influenciar de criterios netamente politiqueros, impidiendo que este importante soporte de la cultura haga su benéfica labor. Debería el próximo gobernador asignar dentro del Plan de Desarrollo una partida exclusiva para sostener estos grupos en todos los municipios, garantizando así su desenvolvimiento. Los grupos existentes y exitosos han aprendido a gestionar proyectos, no solo a nivel departamental, sino que lo hacen directamente ante el Ministerio de Cultura, llevando a cabo una variedad asombrosa de actividades.
No solo son vigías de la cultura estos grupos, son a la vez barco y faro de la civilidad en nuestros municipios, porque en muchos casos son la única institución que realmente atiende las necesidades de expresarse culturalmente de la población, y al tiempo la única oportunidad para los jóvenes de adquirir experiencia en el campo de la cultura.
Estos grupos son un semillero extraordinario de donde surgen guías turísticos; gestores culturales; artistas en todas las expresiones; emprendedores culturales y funcionarios públicos afines al tema cultural, todos oficios que no sobreviven fácilmente en los municipios, especialmente aquellos que permanecen apartados de los usuales circuitos culturales.
Caldas y todos los departamentos de Colombia tienen en los Vigías del Patrimonio una base de gran utilidad para promover y proteger su patrimonio, pues los Vigías son una escuela de civilidad. Fortalecerlos y fomentarlos con pasión dará inmensos réditos y sobre todo ayudará a cerrar la necia brecha que existe entre las capitales departamentales y la provincia en el tema cultural, y por ende en el de las oportunidades.
Con unos Vigías del Patrimonio fuertes y bien articulados en pocos años se le puede cambiar la cara al Departamento en cuanto concierne a la cultura. Con Vigías sólidos habrá público para los eventos culturales y las fiestas regionales encontrarán un baluarte para defenderse del abuso de las licoreras y cerveceras que están ahogando en alcohol esas expresiones culturales, soporte legítimo de nuestras tradiciones. Con Vigías estructurados, ideas como el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia tendrían “mano de obra” para convertirse en una realidad útil. Todo proyecto que gira alrededor de la civilidad tendrá, hasta en el municipio más aislado, amigos idóneos para ponerlo en marcha y darle la tan urgente sostenibilidad.
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