Cumplir 100 años es para cualquier actividad un hecho que causa admiración. Lo usual es que una empresa no dure más que la vida de su fundador, si mucho, se puede contar una generación más y eso da 50 años. La Patria se constituye entonces en una de las empresas comerciales más antiguas de la ciudad dándose la mano con la cacharrería El Marne de los Salazares, que creo es un interesante y valioso dinosaurio de otra época.
Sufrió La Patria dos de los tres grandes incendios que aniquilaron Manizales. Francisco José Ocampo, el joven fundador del diario, en sus “Memorias Inconclusas de un Amnésico” es muy ordenado cuando hace el recuento de las sedes del periódico y como éstas en el primer incendio del 19 de julio de 1922 se queman y como este drama se repite en el año 1926.
El periódico se quema, pero no deja de salir porque sus colegas de la imprenta del Apostolado Doméstico de los hermanos agustinos lo acogen hasta que lleguen nuevas máquinas.
Para una sociedad un periódico es una parte importante de su infraestructura civilizatoria. En sus páginas se reflejan y se comunican hechos e ideas, elementos básicos para la convivencia humana.
Emocionalmente el ser humano requiere interactuar con su prójimo y cuando la aldea se convierte en ciudad esa comunicación la facilitan los periódicos y en épocas modernas juegan un papel importante la radio, la televisión y hoy en día los medios digitales. Lo he dicho en varias oportunidades: los periódicos son una especie de enzima que ayuda a la asimilación de la información a una sociedad. Hacen posible la “digestión” de la realidad y a la final nutren un cuerpo y desechan toxinas. Para la democracia los medios de comunicación son de trascendental importancia. La prensa es uno de esos contrapesos que ayuda que esa sensible máquina, que pretende sostener una sociedad equitativa,
funcione bien. Al ser la democracia el gobierno del pueblo, un estado adquiere millones de patrones que logran cumplir con su responsabilidad más por un periódico, que por el voto que depositan por sus representantes a un cuerpo colegiado. Manizales ha tenido suerte de contar con este órgano que ejerce esa función a cabalidad a pesar de que muchos manizaleños no lo crean así. Se requiere de un ojo entrenado para notar diferencias y no aquel ojo crítico que acusa de monopolio a La Patria. Dicen estos fortuitos críticos que solo hay un periódico en Manizales y que hacen falta publicaciones de otro tinte político; que se requieren de un contrapeso. Manizales y La Patria son la muestra de que este hecho no desequilibra a una sociedad. En otras épocas hubo prensa liberal; se publicaba en Manizales La Mañana, La Tarde; la Gaceta de Occidente y el Universal, todo esto en los años 30 y 40, pero estas empresas fueron de corta duración. Seguramente El Tiempo y El Espectador bogotanos no ayudaron para que estas empresas locales tuvieran un mayor peso y pudieran sobrevivir. Es importante recordar que La Patria tuvo una notoria competencia en sus comienzos, porque el periódico de la ciudad a lo largo de los años 10 en Manizales fue “Renacimiento”, la publicación republicana de don Justiniano Macías y también existía “La Voz de Caldas” de don Eudoro Galarza Ossa que se imprimía en los talleres de don Arturo Zapata, este periódico sí de orientación conservadora.
La tan vilipendiada escuela Greco Latina de Manizales le debe en parte su existencia a La Patria. Sin esas páginas estos escritores y políticos no hubieran podido llegar con su nueva voz hasta todos los rincones que llegó. Otro logro de La Patria fue el apoyo que le prestó a don Pedro Uribe para defender al caficultor local y es muy probable que la Feria de Manizales no hubiera llegado tan alto si no hubiera contado con el acompañamiento periodístico de La Patria. Este periódico le da fisonomía a la ciudad y a la vez es el fiel reflejo de Manizales.
La Patria con sus 100 años cumplidos adquiere una dimensión nueva porque se convierte en patrimonio cultural. Toda la historia de la ciudad y su gente en los últimos 100 años está recopilada en esas páginas. Es más, la historia de Caldas, cuando fue grande hasta 1967, está recopilada, con lujo de detalles, en estas páginas. Todos los pueblos de Caldas, Quindío y Risaralda, tan cortos de memoria histórica, pueden encontrar su historia en los archivos de este diario. Fuera que La Patria hace el recuento de los
hechos que movieron al país y el mundo permitiéndole al lector de su archivo interconectarse con esas épocas.
Desear que este periódico manizaleño, desear que La Patria, cumpla muchos años más, no es solo una afable cortesía, sino la manifestación de un anhelo cívico.
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