Son comunes estos nombres de curiosa etimología y es común la reacción burlesca de muchos de nosotros. Y es cierto, los nombres dicen mucho de la personalidad del que los porta, pero a la vez son el reflejo de algo mayor. Hay nombres que se repiten con frecuencia en una generación, dados por personajes que marcan una época. Pueden ser militares o personajes de una telenovela ya que la católica costumbre de bautizar a los recién nacidos basándose en el santoral dejó de usarse hace más de un siglo. El nombre de alguien significa mucho, se podría decir que a veces la simbiosis se invierte y pesa más el nombre que el huésped y si hay duda se puede consultar con Oscar Wild en “La importancia de llamarse Ernesto”. Bautizar es un acto considerado mágico en religiones antiguas de las cuales el cristianismo conservó la parte del agua y la intervención de un sacerdote.
Los nombres son símbolos y poseen una referencia cultural muchas veces muy desconocida. Los padres que bautizaron a su crio Yusnaby, nombre que se deriva de US NAVY, simplemente no tienen un vínculo activo y consciente con los símbolos y valores de nuestra sociedad “predominante”. Este fenómeno que sucede en los estratos bajos y en la periferia lo tomamos como un indicador de incultura, asociando periferia e ignorancia, pero no logramos ver más allá y determinar que esta gente simplemente no se ve reflejada en esos valores y símbolos que ofrece nuestra cultura, les son ajenos. El hombre es inquieto y creativo asi que los va armando apropiándose de lo que va encontrando produciendo otros valores. Pronunciamos esos nombres a diario y no nos damos cuenta que tenemos una cultura, un patrimonio, que, a otra parte de nuestra nación, no les significa mayor cosa. Busquemos más indicadores para sostener esta observación: ¿un muchacho de Playa de Oro, Chocó, verá en la Casa del 20 de Julio en nuestra capital, testimonio bello de la gesta independista, algo especial, asomará en él algún afecto o aprecio? ¿Verá en este símbolo algo que también a él le pertenece y lo inspire? ¿Se asombrará ante los balcones de Salamina, por nombrar otro patrimonio de la humanidad? Llevémoslo a San Agustín y observemos esa cara que permanecerá tan dura como las rocas de las cuales fueron hechas esas misteriosas esculturas. Estamos convencidos que con hacer sonar el himno patrio a cierta hora, el trabajo de integrar está realizado. ¿Por qué a la gente negra le está calando el cuento de la diáspora africana? Creen ellos que su patria es África y olvidan que las murallas de Cartagena las hicieron ellos y que la mayoría del oro llevado a España, pasó por sus ajadas y laboriosas manos. Su aporte a Colombia es evidente. Es como si yo quisiera volver a España después de que mis antepasados lucharon en las guerras de Independencia. Ahora si anhelo una monarquía anacrónica e incompetente, pues debo ir allá. Madre África y Madre Patria deben ser expresiones de afecto y respeto, pero nunca un plan de acción político.
Ha quedado al descuido, no se ha convertido en política de Estado integrar a la periferia de la nación con la nación misma. No hablo de carreteras, hablo de cultura. Se desboronan nuestros valores, nuestras glorias y por supuesto nuestros errores históricos, sin nunca haber sido usados. ¿Quién defenderá y quién querrá construir país? Pues un grupo, pero estamos lejos de integrar todas las fuerzas vivas. Unos vamos y los otros los vemos marchar en otro sentido.
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