Una de las características que han marcado la historia del café es la fluctuación de los precios manteniendo al gremio productor en una perpetua inestabilidad que a veces es recompensada con una bonanza. El café fue la fuente de divisas más importante del país por más 60 años. Las dificultades entre los cafeteros y el Estado fueron muchas.
Los conflictos giraban alrededor de los impuestos que el Estado se ideaba para retener parte de esa riqueza y es comprensible que unos gobiernos pobres veían en los dólares cafeteros un oportuno renglón para solventar sus penurias. Muy diferente hubiera sido la caficultura en Colombia si se hubiera dado paralela a la bonanza petrolera de comienzo del siglo XXI, por ejemplo, ya que el Estado no se hubiera visto obligado a solventarse a costa del caficultor.
Así como los gobiernos contaban con acuciosos economistas para diseñar estrategias fiscales para acceder a los millones de pesos cafeteros, la caficultura contó con don Pedro Uribe Mejía para oponerse a esos asaltos. Relata el mismo don Pedro que para la guerra con el Perú del año 32 el Gobierno aplicó un impuesto sobre el café para financiar las tropas que se enviaron al Putumayo, pero terminado el conflicto lo siguió cobrando. En ese momento don Pedro se convirtió en el crítico y vocero de los cafeteros contra un Estado injusto y arbitrario. La posición de don Pedro fue fuerte porque era el presidente del Comité de Cafeteros de Caldas, el más importante y rico de su época, ya que incluía al Quindío y Risaralda. También fue alcalde de Manizales, la capital cafetera de Colombia, en tres oportunidades. Las posiciones de don Pedro en los congresos cafeteros eran complicadas para los ministros que delegaba la Presidencia de la República, porque don Pedro con argumentos claros demostraba la falacia del actuar gubernamental, o describía el craso error que se estaba cometiendo. Caldas contaba con una sólida representación en esos congresos, porque Aquilino Villegas y después Silvio Villegas apoyaban a don Pedro, a pesar de que este era muy liberal y no solo por ser primo del general Rafael Uribe. En LA PATRIA se publicaban entrevistas con don Pedro sobre los temas álgidos que contaban con una repercusión en todo el país. El tema cafetero tenía un foro y ese era LA PATRIA de Manizales. ¡El ariete al que se enfrentaban los gobiernos era tremendo!
Don Pedro, al igual que su primo don Manuel Mejía, no visitaron la universidad como alumnos, pero como ciudadanos íntegros, conscientes de sus deberes y derechos, criticaban al ejecutivo o legislativo y en vez de burlar sus medidas haciendo trampa, con sus compañeros de lucha, en franca lid, buscaban una mejora para el cafetero.
A la dictadura de Rojas Pinilla le tachó su política populista al no querer devaluar el peso ante el dólar, e inclusive criticó abiertamente al sabio economista canadiense Lauchlin Currie, traído por el Banco de la República a Colombia.
En la personalidad de don Pedro, hombre con gran sentido práctico, se refleja una independencia típica de muchos manizaleños, con una autoestima grande y un sentido del deber bien acentuado. Parte de la fama que tenemos los manizaleños de tener criterio propio, creo, se basa en la profunda huella que dejó don Pedro.
Si bien no ganó todas las batallas, sí venció en muchas. ¿Cuántos millones de pesos llegaron como resultado de las luchas de don Pedro directamente a los cafeteros y no entraron al presupuesto nacional, del cual muchas personas sensatas tenemos prevenciones?
Si se le quiere hacer un monumento para honrar y colocar de ejemplo, más en esta época y Manizales ciertamente está en mora, esta obra se compondría de un hombre que como en el mito griego todos los días tenía que apurar una piedra montaña arriba para ver como ésta, una vez llegada a la cima, se desplomaba de nuevo, nuestro héroe debe estar empujando un gigantesco grano de café.
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