El miércoles pasado asistí a la presentación de la obra Bodas de Sangre de García Lorca montada por Actores en Escena, grupo que dirigen Liliana Díaz y Leonardo Arias, en el Teatro Los Fundadores.
Me sentí a gusto con el montaje y me agradó estar en esa icónica sala. Viendo cómo iba acudiendo el público, creo que fueron no menos de 500 personas, se me vinieron unas ideas a la cabeza.
Este teatro tiene mi edad, 56 años, y sigue prestando el mismo servicio. No ha tenido que ser demolido para construir uno más grande. Esa infraestructura no ha tenido que ser ampliada, como el Estadio Fernando Londoño Londoño, o el Terminal de Transporte Milton Gaviria Botero, que fueron reemplazados por obras más grandes, ya que no servían para atender la necesidades y demanda actuales. O sea, la ciudad crece en lo material, pero la cultura está estancada, ya que el Estado en sus 3 versiones, nacional, departamental y municipal, no la planifica ni fomenta debidamente. Operamos con la misma infraestructura de los años 60. Eso es demasiado llamativo. ¡Crecemos en población y decaemos en cultura! Un contrasentido extraordiario.
Se me ocurrió pensar que este bello teatro fue la causa de la desaparición del Teatro Olimpia, fuera de que hay quien le indilga la disolución del Gran Caldas a esta misma edificación. Para mi este teatro huele a infancia, cuando con mis primos Ayala Hoyos íbamos a cine después de estudiar atentamente la cartelera ubicada al lado derecho de las entradas y sus descansadas escaleras en mármol, que son sinónimo de sobria elegancia.
Me gustó mucho ver a mis amigos de Actores en Escena. Al fin un gobierno municipal entendió que un teatro, la cultura entera, no es autosostenible. Esa idea saturada de un feo tufo neoliberal fue nefasta para Manizales y para su cultura. El teatro permaneció cerrado por años enteros, porque ni presentaba cine, ni había espectáculos locales capaces de pagar el alquiler de una instalación de ese tamaño. Lo desempolvaban para algún festival y de nuevo sucumbía en un letargo grotesco. El mismo Leonardo Arias con su idea de “Traviesa” hace varios años fracasó económicamente, porque la poca boletería vendida, no alcanzaba para pagar el alquiler del teatro. A la cultura, el Estado, la tiene que sufragar y por ende escoger muy bien en que se gasta la plata de ese rubro. Las bibliotecas, los museos o los teatros no darán ganancias económicas nunca. Y creer que la cultura es un gasto innecesario al cual se le pueden hacer recortes es una enorme insensatez perpetuada por gente inculta, obtusa para entender el funcionamiento de una sociedad. La cultura está muy ligada a lo social y eso no lo han asimilado nuestros gobernantes, seguramente no solo por ignorancia, sino por sus miras clientelistas.
Las Bodas de Sangre es la pieza teatral que llamó la atención de Actores en Escena. Es el segundo montaje que les veo de esta obra del español. Una versión semimusical muy bien lograda. Un excelente guitarrista, Daniel Aristizábal, acompañó la actuación como una especie de coro que iba acentuando lo dramático de esta pieza. El papel de madre parece haber sido diseñado para Liliana Díaz y su voz, los demás integrantes del grupo actuaron con gran solvencia y madurez. La pasión y la entrega de los actores contagió al público de teatro. Causó un efecto formidable el uso de solo tres velos para estructurar el escenario.
Creo que es una obra clásica cuyo mensaje se pierde en el tiempo. El honor ponderado por García Lorca no aplica a nuestra época y nuestro país, aquí matamos por cualquier cosa, menos por honor.
P.D.: Los dos asesinatos acontecidos en el Centro Histórico, uno al frente del Palacio de Justicia y el otro al frente del Club Manizales, a plena luz del día, y en la cual estaban implicados vendedores ambulantes, es señal que la 23 requiere de un cambio drástico. La informalidad está imponiendo unas dinámicas, económicas y laborales, nefastas, y está arruinando el sector más importante de la ciudad. ¿Cuánto pierde el turismo local con esas calles saturadas de inseguridad? ¿Cómo se puede vender este bello destino turístico en esas condiciones? Millones de pesos pierden nuestros restaurantes, hoteles y transportadores debido a ese mal entendido manejo del espacio público.
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