Conocí a Camilo Gaviria hace poco y después de varias conversaciones me convencí de que este candidato a la gobernación de Caldas tiene un genuino interés en el tema cultural. Me sorprendió ver en un hombre joven ideas muy precisas acerca de cómo la cultura debería estar articulada con el resto de temas de gobierno, y no la consideraba un apéndice engorroso. Me decía en su forma coloquial de hablar que la cultura caldense “era un árbol al cual nadie le ha cogido su cosecha”. Me planteaba Camilo su idea de que el Estado debía plantear contenidos y elaborar una filosofía de lo que quería plasmar en la cultura. Decía él que el Estado perdía una inmensa oportunidad de exponer una concepción de la vida misma. Continuaba diciéndome que vio cierta labor cultural durante los recorridos que había hecho por el Departamento, pero que el impacto era poco, me preguntaba acerca de una explicación de esa desarticulación. A esa compleja pregunta dije que él mismo se había dado la respuesta: desarticulación, no había una institución que diera unas directrices, sino que la gente de cultura veía al Estado solo como una posibilidad de financiamiento, que en sí no estaba mal, porque la teoría neoliberal que propone que la cultura debe autosostenerse es equívoca, en este tema el Estado debe gastar un gran monto de dinero.
Ahí radica ese gran volumen de gestión cultural en Caldas, pero desorganizado ya que cada artista tiene una necesidad individual que no se suma resultando una actividad importante. El Departamento no cuenta con unos lineamientos para desarrollar unos temas y así invertir el método convocando el Estado mismo al sector cultural para trabajar en unos temas considerados valiosos. Como conclusión quedó que los eventos culturales que tenían trayectoria en el Departamento deberían ser apoyados todos, ya que representaban un logro el cual sería absurdo descontinuar mas viendo lo confuso que era el panorama cultural en Caldas. Que esos eventos deberían ser considerados bases para sobre ellos construir.
Le hice una propuesta, mejor, le di un ejemplo de cómo entendía su posición: En el año 2021 se celebrará el bicentenario de la Constitución de Cúcuta. Le proponía a Camilo que se hiciera en Caldas una magnífica celebración de ese evento sin esperar instrucciones de Bogotá. La idea incluía una cátedra obligatoria de 4 horas en los colegios de Caldas acerca de las constituciones como máxima expresión de cultura política de una Nación.
También hablamos de una exposición museológica donde se trajesen de Bogotá los manuscritos originales de esa histórica Asamblea y que esa exposición recorriese todos los municipios de Caldas y así extender esa celebración a todo el territorio. Encargarle a un grupo de teatro local el montaje de una obra que acompañe esa exposición en su recorrido por el Departamento y así reforzar el momento pedagógico. Él acotó que los medios de comunicación en manos del Departamento también tenían que tener responsabilidad en el tema del bicentenario de la Constitución de Cúcuta.
Tocamos el tema del patrimonio arquitectónico donde igualmente este político veía un campo de acción importante. Hablábamos de apoyo financiero que se le debería brindar al propietario de un inmueble patrimonial para que lo pudiese conservar debidamente ya que los bancos no prestan dinero sobre ese tipo de viviendas. No se sorprendió cuando le dije que nuestros pueblos no se podían convertir en museos para turistas olvidando las necesidades de sus habitantes, pero que tampoco estaban a la venta. Le insinué a este hombre que asume el acto de gobernar como una oportunidad de aportar al bien común, que Caldas podría hacer mucho por la cultura, pero que hacía falta capital humano capacitado y motivado que por medio de los vigías del patrimonio se podría organizar y fortalecer en cada municipio y así contar con gente buena para hacer una sana fusión entre cultura y turismo. Se mostró muy receptivo este hombre de visión con el tema de los museos, los grandes, así como los museos locales. Debemos repensar lo nuestro y hallar nosotros mismos las soluciones, nadie puede sonar por nosotros y menos hacer realidad esos sueños, esa labor es nuestra y entre más rápido lo hagamos, mejor; con esa frase, que solo puede venir de una mente pragmática, me despedí de este hombre que realmente hace la diferencia.
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