Hasta ahora, el Jonás más famoso era el bíblico personaje que se fue de farra y regresó a casa tres días después alegando que se lo había tragado una ballena. Su mujer le creyó a pie juntillas.
Otro Jonás ha venido a pisar duro. Se trata de Jonás Vingegaard, el danés que ganó su primer Tour de Francia, después de haber sido segundo.
Esa condición la tiene ahora el esloveno Tadej Pogacar, de 23 años, ganador de las competencias galas en 2020 y 2021.
La historia de exquisito juego limpio que protagonizaron estos dos hijos del viento en cicla es de no te lo puedo creer.
Lo que hicieron le arrancó una cierta sonrisa de oreja a oreja a la malhumorada aldea global. Con su comportamiento, nos recordaron que primero la ética; la victoria puede esperar.
Ocurrió en la decisiva etapa 18 en la que “cuesta abajo en su rodada”, Pogacar se cayó cuando devoraba kilómetros con su rival. Jonás, de 25 años, empacador de pescado en sus mocedades, en lugar de aprovechar el pésimo cuarto de hora de su colega, decidió esperarlo.
Cuando lo emparejó, Tadej le estrechó los cinco claveles a su samaritano contendiente. Ambos caballeros siguieron en la brega, achicharrados por el infernal verano europeo.
En otras etapas que también fue derrotado, vimos al esloveno acercándose a Jonás para felicitarlo. De ahí a llorar por dentro en señal de alegría por el gesto, mitad ético mitad estético, solo hay un paso.
Este juego limpio en el Tour se vivió en tiempos del campeonísimo Eddy Marckx. Cuando pinchaba o se le acababa el agua, volaba en su ayuda su encopetado rival, Raymond Poulidor. Lo mismo hacía en tiempos de Ramón Hoyos su ángel de la guarda Reinaldo de Jota Medina.
Comentando lo sucedido en el Tour 2022, Jaime Lopera me remitió a su libro “La carta a García y otras parábolas del éxito”, en el que cuenta la historia protagonizada por el entrenador inglés Arsene Wenger, del Arsenal.
Este exigió repetir un partido porque su equipo había ganado con un gol anómalo. El partido finalmente se repitió con triunfo para el Arsenal.
Le preguntaron a Wenger, si había tomado la decisión correcta: “Sin duda que sí. No hemos sido campeones de la Copa en esta temporada, pero estoy convencido de que podemos mirar hacia atrás con orgullo porque hemos hecho un tributo a la deportividad”.
Otro comportamiento de juego limpio que esperamos los hinchas del Atlético Nacional es la reincorporación a su destino de Guio Moreno quien fue marginado del equipo por haberse metido con el ego de dueños y directivos revelando que el técnico campeón ganaba una pichurria.
Si Moreno vuelve a vestirse “de verde que te quiero verde” seguramente Nacional recuperará su memoria balompédica. Ya empezó en Ibagué de donde casi se trae los tres pecosos puntos.
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