El libro del maestro Antonio Pardo García -periodista entre los periodistas- dedicado a la vida, pasión y músculo del más institucional de los programas de la radio dominical, en su época de oro, es un rico fontanar de anécdotas que estábamos en mora de compartir con la gente amiga de estos ejercicios.

“Cinco Reporteros y el Personaje de la Semana”, el exitoso espacio, nació el primer día festivo de septiembre de 1957, a las 9 de la noche, a través de las ondas de Caracol, con una entrevista al jurista boyacense José María Villarreal, entonces ministro de Gobierno de la Junta Militar que sustituyó al depuesto general Gustavo Rojas Pinilla.

Todos los dirigentes de la vida nacional desfilaron semanalmente, uno tras otro, por el especial periodístico, que, con el paso del tiempo, fue copiado por las dos cadenas competidoras. Se llamó “Técnicos y Políticos”, en Todelar, y “Frente a Frente”, en RCN. Los reportajes tenían generosos ecos escritos, los lunes, en toda la prensa del país.

El viejo libro memorioso de don Antonio, prologado por el “Leopardo” manizaleño Silvio Villegas, director del diario “La República”, circuló cuando “Cinco Reporteros” hizo su arribo a las 350 entregas dominicales. En la última época dirigió el programa el finado colega y amigo Gabriel Gutiérrez Macías, por encargo de Yamid Amat.

La anécdota de abrir se titula, con toda razón, “Un reportero reporteado”: El trance lo experimentó Antonio Pardo, cuando el senador Álvaro Gómez Hurtado, con su extraordinaria habilidad, pasó de personaje a periodista. Pardo le preguntó sobre las repercusiones de la crisis interna del conservatismo. Gómez le replicó: “¿Y usted, qué opina?”. Confuso, casi aterrado, Pardo pensó rápidamente y dijo: “Yo creo, doctor Gómez, que nuestra función es la de preguntar y no comentar, porque nuestras opiniones no tienen interés para el oyente, como sí la tienen las suyas”.

“Riqueza en política”: En el estudio A, de Caracol, Alberto Giraldo hacía la tradicional presentación del Personaje de la Semana y dijo: “Virgilio Barco, ingeniero, uno de los hombres más ricos del país”. Aquí fue interrumpido por Barco, quien le pidió suprimir la frase, que evidentemente no salió al aire. (El programa era grabado previamente).

“El caldo de agujas”. El hidalgo Guillermo León Valencia tuvo cuatro diálogos con los “Cinco reporteros” antes de pasar del Páramo de Paletará al frío Palacio de San Carlos. En los días en que trataba de “reencauchar” su candidatura presidencial, Valencia pidió un cuestionario y se improvisó a punta de lápiz. Vino la primera pregunta y contestó. “Antes de responder, mi querido periodista, quiero decirle que esto, más que un cuestionario, es un caldo de agujas. Pero trataré de responderlo, aun con el riesgo de espinarme”.

“Las molestias de López”. Por su desenvoltura ante el micrófono hay que destacar al jefe del MRL, Alfonso López Michelsen. La primera entrevista en su hacienda “San Marino” derivó en una animada charla en la que soltó algunas chivas periodísticas. López reveló que al apartarse del partido liberal, su propósito era apoderarse de él. Alberto Garrido, que tenía olfato de galgo para la noticia, le hizo un gran despliegue en El Siglo, y eso le valió la pérdida de la amistad de López durante casi un año.

(Nota: quedan muchas anécdotas en el tintero, pero se acabó el espacio).

La apostilla: Una mañana dominical estrenaba chofer la agencia Colombia Press. Su director, Pepe Romero, le ordenó que fuese a la sede de Caracol en la calle 19 con la carrera octava, y recogiera “Cinco Reporteros”. Después de una espera de dos horas, el conductor regresó con las manos vacías, pues no había aparecido ni uno de los cinco reporteros que debía recoger. Cuando le quedó claro que iba por la versión de prensa del programa radial, exclamó: “¡Ah, como no explican!”.