Llevamos casi un año y medio viviendo en medio de una pandemia, palabra que se desgasta en su uso, pues no pasa un solo día sin hablar de esta extraña situación a la que jamás pensamos llegar.
La experiencia nos deja hasta ahora varias lecciones que vale la pena repasar:
- Somos vulnerables. La humanidad vive cada día con la posibilidad de enfrentar situaciones que ponen en peligro la existencia, sino de manera inmediata, sí de manera probable, y mucho. Nos enfrentamos a posibles desastres naturales, graves enfermedades, extinción de especies en diversos lugares del mundo, hambre y pobreza extremos.
- Podemos prevenir la mayoría de los desastres. Precisamente cuando sabemos que somos vulnerables, es nuestra responsabilidad actuar allí donde podemos hacerlo, para minimizar los factores que pueden afectarnos y de los cuales tenemos el control. La humanidad puede evitar muchos de los desastres naturales que suceden y que diariamente se llevan miles de vidas. Hacerlo es un asunto de responsabilidad individual y colectiva. Cuando botamos basura a la calle o a los océanos, cuando se queman y talan los bosques, cuando hacemos uso indiscriminado del agua, cuando consumimos productos que contaminan, cuando no nos vacunamos, estamos aumentando la vulnerabilidad de todos en el planeta.
- Podemos ser resilientes y trabajar como humanidad para salir adelante de las situaciones catastróficas.
Han sido miles de años en los que nuestro planeta ha sufrido mal trato, contaminación, prácticas irresponsables de caza y pesca, deforestación y otras actividades que producen consecuencias nefastas para todos. Esas consecuencias ya han llegado y estamos “escuchando” con dolor un fuerte llamado de atención del planeta, sin palabras, pero con hechos.
Lo positivo en medio de todo lo que estamos viviendo, es que los seres humanos tenemos la capacidad de reflexionar, de crear y de solucionar. Miles de científicos en el mundo entero se dedicaron a la tarea de sacar adelante las vacunas para contrarrestar la pandemia causada por el covid 19, en un esfuerzo sin precedentes para tratar de hacer lo único que es viable: seguir adelante. Las vacunas se han producido en un tiempo récord, gracias al esfuerzo mundial desde lo económico, humano y científico. Ante la llegada masiva de las esperadas vacunas a los diferentes países del mundo, pensamos que la recuperación es posible y que existe la esperanza de seguir adelante.
Como la Andi dice muy acertadamente, la vacunación es la acción solidaria más importante que pueden hacer las empresas, es sin duda ¡uno de los mayores aportes realizados por este sector a nuestra nación en la historia!, y es que además de convertirse en un factor de reactivación, sin duda es un acto de cuidado, de amor y responsabilidad con las comunidades, nos abre la posibilidad de reactivar la alegría, la motivación para construir un futuro y tener metas que nos llenen de ilusión y de vida.
El proceso de vacunación avanza sin pausa y cada vez somos más quienes creemos en los esfuerzos y los resultados científicos de las vacunas. Desde las seccionales del eje cafetero de la Andi, nos hemos comprometido en el apoyo a la vacunación a nivel empresarial en esta región, y con el esfuerzo y el trabajo sin pausa de todos quienes estamos impulsando este proceso, puedo decir que vamos para adelante, que las personas vacunadas somos cada vez más, y que cada día que pasa, es uno menos para la pandemia.
El auto cuidado y la vacunación, son actos de amor por la vida propia y la de quienes nos rodean. Vacunarse es reactivarse, y reactivarse es volver a empezar.
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