En el célebre experimento mental de Jean Buridán, un asno muere al no poder decidir entre una cubeta con agua y una paca de heno. Ninguna alternativa es atractiva: morir de hambre o morir de sed. Los dilemas morales surgen de conflictos entre principios en contextos en los que la escasez de opciones descarta alternativas intermedias o salidas para escapar del dilema. En esas circunstancias, es realmente difícil sopesar y comparar. Cualquier elección es trágica. El Covid-19 y sus mutaciones han empujado a individuos, sociedades y gobiernos hacia a una zona de elecciones trágicas y cuestionamientos éticos.
La pandemia ha generado múltiples y difíciles preguntas y dilemas de política pública. Esos dilemas se ven complicados por diversos procesos culturales y políticos que, en los últimos años, han producido un auge de las visiones conspirativas de la realidad: hilos secretos de poder que nadie conoce bien pero que lo explican todo y nutren el miedo. Con el miedo crece la desconfianza hacia la razón y hacia esa poderosa herencia que recibimos del siglo XVII: el método científico.
Con la pandemia, el método científico demostró nuevamente su enorme capacidad para ayudarnos a resolver problemas. En menos de un año fueron creadas vacunas que están registrando niveles bastante satisfactorios de efectividad y con muy bajas probabilidades de efectos secundarios adversos. Las primeras y más relevantes preocupaciones éticas frente a las vacunas han estado relacionadas con su disponibilidad y equitativa distribución entre países y al interior de estos. La obligación que tienen los gobiernos de los países más ricos con sus propios ciudadanos está limitada no sólo por razones de justicia global o deberes de asistencia sino por una circunstancia práctica: en un mundo globalizado cualquier clase de nacionalismo sanitario termina siendo inútil. También es inútil la renuencia del gobierno colombiano a apoyar un levantamiento del régimen de propiedad intelectual sobre las vacunas. Eso va en contravía de los intereses de los países pobres, cosa que resulta absurda si tomamos en cuenta que el nuestro no es, evidentemente, un país rico.
Otra preocupación ética tiene que ver con la aversión de muchas personas a las vacunas. Hay un evidente conflicto entre la libertad de no vacunarse y la necesidad de que la mayoría de las personas lo hagan para evitar que nuevas cepas y mutaciones del virus aumenten dramáticamente el número de contagios, muertes y nuevos confinamientos. No todas las personas que rechazan el pinchazo están motivadas por la desconfianza en la ciencia o por visiones conspirativas al mejor estilo de Donald Trump o Marine Le Pen. Sin embargo, los argumentos libertarios en contra del pinchazo también tienen un claro defecto: si la vacuna, como está demostrado, reduce el contagio y la letalidad del virus, la obligación de recibir el pinchazo deriva del imperativo de no hacer daño a los demás.
Los gobiernos deben persuadir a sus ciudadanos sobre la obligación moral de aceptar el pinchazo. En algunas partes se ha tomado la decisión de dar algún incentivo económico a quienes lo acepten. A mi modo de ver esto envía una señal equivocada. Pagar a quienes se vacunen es como decir que la vacuna hace un daño que debe ser compensado. Establecer algunas restricciones a la vida social de los no vacunados, aunque problemático, sólo podría ser aceptable allí donde el acceso al medicamento es universal. El asno de Buridán muere en cualquier elección. Pero el que muere es él. Nadie más. Quien tiene acceso al pinchazo y decide no recibirlo no está escogiendo, como el asno, sobre su propia muerte, sino sobre la de los demás. En ese dilema entre libertad individual y bien común, no debería haber duda.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015