Este gobierno priorizó los cambios estructurales que tienen impacto sobre las generaciones futuras, sacrificando la aceptación (efímera) del corto plazo. Somos conscientes de que las cintas de las obras de lo que es un plan de infraestructura sin antecedentes en el país, el programa de las 4G, serán cortadas por las siguientes administraciones, pero también sabemos que era algo que Colombia requería con urgencia para consolidar la modernización de su economía y conectarse internamente y con el mundo.

Colombia tenía una deuda pendiente con su infraestructura de transporte. Un país con tres cordilleras y difícil acceso a los puertos requiere una infraestructura que le permita tener las mejores condiciones para ser competitivo y generar más desarrollo. Por eso, desde este gobierno implementamos las Asociaciones Público Privadas (APP) como el mejor mecanismo para sacar adelante iniciativas del tipo de las vías de cuarta generación.

Este programa, que hoy avanza después de superar algunas dificultades, permitirá la construcción y operación de más de 8 mil kilómetros de vías; esto habría sido imposible sin los recursos que recibió el gobierno por la enajenación de sus acciones en Isagén, una operación que le reportó al país $6,5 billones.

Eso sí, desde un primer momento nos comprometimos con los colombianos a que esos recursos se iban a destinar exclusivamente a inversiones que generaran progreso y, de ninguna manera a cubrir los gastos recurrentes del Presupuesto General de la Nación.

Creamos, entonces, la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), como la entidad destinada a impulsar la financiación de estas y otras obras de infraestructura. La FDN cuenta con la participación, además del gobierno colombiano, de la Corporación Financiera Internacional (IFC), el Banco de Desarrollo para América Latina (CAF) y el banco privado japonés Sumitomo Mitsui Banking Corporation, garantizando así los más altos estándares de gobierno corporativo.

Es así como, de los 6,5 billones de la venta de Isagén, 5,95 billones los ha recibido la FDN, lo que le ha permitido participar, de manera directa, en cierres financieros de obras de infraestructura por $2,89 billones. Adicionalmente, $650 mil millones se están invirtiendo en obras de infraestructura, priorizadas por las comunidades y los gobiernos regionales en los departamentos de Antioquia, Tolima, Caldas y Santander, donde Isagén desarrollaba su operación.

En conclusión, cumplimos nuestra promesa. Ni un solo peso de los dineros de la venta de Isagén se ha destinado a cubrir gastos generales del presupuesto. Por el contrario, gracias a esos recursos, hemos creado un esquema institucional que nos permitirá modernizar la infraestructura vial del país y, de este modo impulsar, como nunca antes se ha visto, el progreso del país.