Martha Luz Páez Cala * marthapaez315@yahoo.es
¿Es lo mismo o existen diferencias?. En el enamoramiento sobresale el amor por sí mismo. El interés básico no está en el disfrute de dar, de compartir, sino en la exigencia acerca de que puede hacer la persona elegida por el bienestar personal, “qué me puede entregar, cómo puede hacerme feliz”. Es decir, se exalta la relación consigo mismo, “yo me amo al verme reflejado en ti”, y no tanto un sentimiento compartido.
Cuando hay amor se acepta a la otra persona en su esencia, como diferente, sin pretender cambiarla. Se disfruta de esa interacción, incluso se valoran las diferencias como oportunidades de aprendizaje.
El enamoramiento es la primera etapa para llegar al amor, fase inicial donde sobresale la idealización de la persona elegida. En esta se focaliza más en la sensación sublime y hasta desbordante que genera el encuentro y el recuerdo de esa persona. Posteriormente viene una postura más realista, donde se toma conciencia del otro en su dimensión real, ya no idealizada. La última etapa es el amor, cuando se acepta esa diferencia e incluso se valora y disfruta.
El amor implica respeto mutuo, para no interferir con el proyecto de vida de la otra persona. El sentido del vínculo de pareja es el encuentro, es hallar un compañero de ruta, un vínculo donde ambos se nutren y crecen. El amor maduro no ata, libera. Incluso si es necesario, brinda la oportunidad para establecer distancia y que cada uno siga su destino trazado sin culpas, sin resentimientos: “que seas feliz, aunque no sea a mi lado. Lo que anhelo es que seas feliz”.
* Docente de la Universidad de Manizales.
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