Mario César Otálvaro
@macotal
Tras un largo bache, que no era solo de resultados –también de fútbol– Once Caldas retornó por sus raíces del inicio de Campeonato para sacar un valiente empate contra Nacional, que en cosa de días lo había vapuleado sin compasión en ese mismo escenario.
Con un ajustado esquema –distinto al del experimento por Copa– y con los jugadores que se supone están más cerca de las "curules" principales en cancha, en el Atanasio dio una muestra de entrega, unión y sacrificio, dignos de aplaudir.
Volvió el técnico Corredor, quien parecía inmerso en un letargo, más ansioso en plantear excusas que en buscar soluciones, y metió la mano, recuperando el patrón de juego, la disciplina táctica, y el sello que lo caracterizó en las primeras fechas.
Once Caldas fue un equipo corto que supo contrarrestar el peso ofensivo de un rival que intimida, y siendo cauteloso –era normal después del 3-0, y la categoría del contrario– cuando se atrevió logró pasar, dejando entrever sus limitaciones para anotar.
Se vio una estructura fuerte en defensa, capitaneada por un Torijano que encontró la forma, con un Mancilla que sorprende –en lo personal prefiero a Córdoba– y con complementos sólidos desde el medio, armando un bloque de marca impasable y aplomado.
Piedrahíta y Rodríguez por los costados –en línea de tres con Dannovi por el centro– sobresalieron con un trabajo efectivo, ayudando a mermar importancia al ataque de un Nacional con escasos arribos a predios de Ortiz, exigido en exiguas ocasiones.
Ni Pabón con sus potentes disparos, ni Gio Moreno con su genialidad, ni Andrade arrancando de atrás, y menos Mantilla con su gambeta y habilidad, lograron horadar el cerco montado, debiéndose conformar con la igualdad en ceros porque la pólvora arriba no funciona.
Total, y como ha sido costumbre en los últimos tiempos, un Once Caldas desequilibrado,
tan capaz de sostener el arco en blanco, como de cruzar varios partidos sin celebrar, asignatura pendiente, con bajos índices de producción a través de su gestión propia.
Se fracasó con los refuerzos, los contratados no han convertido más que los antiguos de la institución, y por eso Carreazo y Ménder hoy son titulares, ahondando el equipo ese déficit goleador que le impide ganar, y que le puede acarrear dificultades.
Con el agregado del desencanto en torno a Juan David Pérez, lejos de ese alegre extremo que brilló en 2021, haciéndose expulsar frente a Tuluá y con cuatro fechas de castigo,
abriendo compuertas acerca de la magnitud del insulto, y cuál fue su intención.
La proyección para alcanzar los 30 puntos está, con 5 por hacer de nueve en disputa, bien contra el penúltimo Cali y el herido Santa fe en Palogrande, o en casa de Alianza, que ‘pinchó’ muy al estilo Bodhert y su incompetencia en momentos clave.
Todos ellos perdieron en la jornada, irregularidad que establecería un listón no tan alto, accediendo hasta con 29 o 28, probabilidades difíciles de fijar, siendo conveniente mantener el plan, destacando sí, que para Once Caldas la clasificación depende de sus resultados.
P.D.: A propósito de Gerardo Ortiz, con su nivel, lo que han representado sus actuaciones, y el liderazgo que aporta, no dudaría en calificarlo, en compañía de José Luis Chunga, como los grandes arqueros del semestre en el fútbol colombiano.
Hasta la próxima...
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