Mario César Otálvaro
@macota
Viendo el partido contra Junior, resulta patética la definición en el sentido de que hay poco en el Once Caldas actual, que todo es incertidumbre, y que el fracaso parece inevitable.
Claro que el técnico Eduardo Lara tenía que salir como responsable directo, no siendo el único, la ausencia de un proyecto deportivo, y de conocimiento sobre el negocio, condena igualmente a los dueños.
Son casi 10 años desde que Kenworth de la Montaña adquirió la mayoría accionaria, mismo tiempo con pobres números y campañas, de encierro y equivocaciones.
Salvar la categoría ¡increíble para un campeón de América! y una final de Copa Betplay sin título, son los logros de la administración Castrillón que acumula 6 eliminaciones en 8 torneos cortos.
Injusto sería negar que hizo un esfuerzo, mal compensado por esa política errónea de creer más importante la cantidad que la calidad, y frente al abuso de asesores sin escrúpulos.
Pasaron seis fechas, que para muchos es lo ideal tratando de interpretar una idea de juego y encontrar los niveles individuales, y cada día peor, la última quizá la tapa de las aciagas presentaciones.
En la derrota en Barranquilla se notó que falta trabajo acumulado, que con Lara se congeló el tiempo, y que no hay magos capaces en tres sesiones de moldear un verdadero equipo.
Fernando Dortti y Elkin Soto son otras víctimas de los desaciertos en la orientación de Once Caldas, comprobación clara de que no bastan buenas intenciones, sino acciones de hecho.
Un gol en contra a los 12 segundos, una defensa insegura, un arquero bueno que se contagió, cero creación de fútbol, y atacantes a quienes nunca les llega la pelota, agravan la crisis.
11 jugadores nuevos promedio cada Liga, la persistencia con entrenadores en desuso, que no se capacitan, y de cierta forma el aislamiento con el entorno, resumen la hecatombe.
Ninguno de los refuerzos camina, ni los laterales, a quienes valoré en días pasados, quedando expuestos porque Junior les abrió la cancha, y los puso en su plata, particularmente a Roa.
Precario lo de Higuita, bajísimo lo de Carreazo, los extranjeros Buschiazzo y Messiniti menos de lo esperado, y en sí, un conjunto anodino como el del primer semestre.
Angulo y Palacios ni siquiera viajaron, y a Robert Mejía y Adrián Estacio, no se sabe que los mantiene al margen, asuntos de índole técnico, o problemas de salud.
Siempre pensé que la nómina era competitiva para las posibilidades del mercado, lo que se desvirtúa cuando los rivales aprietan, pasan por encima, y cada llegada es un golpe al alma.
Total, pueden traer a Cruz Real, a Reynaldo Rueda, o a Marcelo Bielsa, y mientras no cambien la estructura, los van a seguir quemando, y el Once Caldas hundiéndose.
Juan Cruz Real es joven, aprieta, y ‘nadie le quita lo bailao’ ya fue campeón de liga, y en caso de llegar, lo primero que tiene que hacer es potencializar y seleccionar el grupo, de resto seguirá divagando.
La pregunta es sobre la plantilla, si puede dar más, o es insuficiente, porque en caso afirmativo tendrán que buscar alguien con virtudes en las divisiones menores para que Once Caldas al menos compita tratando de arañar puntos, fortaleciendo su patrimonio.
Hasta la próxima...
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