Mario César Otálvaro
@macotal
"Con solo cuatro puntos de 21, y un rendimiento del 19%, Once Caldas estableció un antirécord cumplidas siete fechas, con el peor arranque de Liga en los últimos 19 años": @sebasdatos11.
Alarmante cifra que resume la deplorable campaña y el angustioso momento que vive el equipo, que completó cinco partidos seguidos con derrota, seis, si se suma el de Copa ante Medellín.
Cambiaron la nómina, llegaron 11 refuerzos, 27 futbolistas han estado en cancha, se fue Lara, pusieron el plantel que se supone constituye la base, y el panorama se mantiene igual.
Es la estructura la que falla por ausencia de un líder conocedor, respetuoso y aglutinador, y por el hecho de no tener un proyecto real fijado sobre objetivos, metas y propósitos.
Sin un plan de trabajo específico sucede lo que está pasando; números en rojo, posiciones secundarias, activos devaluados, y prestigio en decadencia.
Lo real es que esto no funciona desde hace rato, y cada vez es peor. Once Caldas tocó fondo; es el más goleado, es penúltimo en la tabla, y perdió los clásicos regionales con Pereira y Quindío.
Sicológicamente está afectado, el camerino se rompió, algunos de sus integrantes andan desentendidos, y en campo la cuerda solo alcanza para un tiempo, y eso de vez en cuando.
Trajeron algunos deportistas acabados, otros son incapaces de recuperar el nivel, y el grupo se aprecia desmotivado, lleno de temores, resignado, y sin aspiraciones.
Solo los Pérez, Juan David y Marco, y el lateral Nicolás Giraldo, sobresalen de ese lote de incorporados del que Cuero y Micolta parecen en uso de buen retiro, Angulo y Palacios ni siquiera son considerados, Higuita es intrascendente, y Roa limitado.
Los extranjeros, nada que ver, a Messiniti lo ahoga el sistema, la pelota le huye, actúa poco, y corre sin sentido, y Buschiazzo está lejos de ser el amo de un sector absolutamente inestable.
Y quienes estaban no brindan garantías, a Otálvaro –técnicamente el más capaz– el fútbol le dura 15 minutos, se lesiona con facilidad, y su utilidad es restringida.
Carreazo, de más a menos, los volantes de marca naufragan, y hasta Ortiz, arquero de selección paraguaya, está confundido y enredado.
Retrato lamentable de una escuadra de la que sostiene Diego Corredor, es capaz de sacar del fango elevando los provechos personales y mejorando su contenido.
Hasta de clasificarlo habló en la rueda de prensa, y eso es motivante, confiando en que no sean meros formalismos, sino el reflejo de un análisis juicioso y dedicado de lo que recibe.
Formuló un horizonte optimista, que le permitirá consagrarse porque cualquier cosa que haga se notará, y se valorará, o en caso contrario se le disculpará porque lo recibió hecho hilachas y tendrá la excusa de no ser su plantío referido.
Una pena, pero duele este Once Caldas por sus bandazos, porque no tiene sentido grupal, porque lo redujeron a lo económico, y por la dirección en poder de uno de sus dueños, la única razón de que permanezca, pues por gestión, resultados y desempeño, no tendría por qué estar ahí.
Hasta la próxima...
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