Mario César Otálvaro
@macotal
Se está jugando una Liga Águila emotiva -que no quiere decir de alta calidad- y particularmente competitiva.
Alianza Petrolera llegó líder a la fecha de clásicos -que marca la mitad del torneo- con 18 puntos de 27, por encima de Nacional, Cali, Millonarios y América, y ni modo de comparar las nóminas. Otros más acostumbrados a luchas por evitar el descenso como Rionegro, Cúcuta y Patriotas, también figuran en ese lote privilegiado. Por fuera están Tolima, Junior y Medellín -3 grandes- que se supone recuperarán su forma, y harán parte de los clasificados.
Once Caldas, producto de sus victorias consecutivas -Junior 0-1, y 2-1 América- se puso a rueda, y quedó encarrilado hacia ese propósito.
Fueron 6 unidades al hilo, y así rinde bastante, y que lo diga el rival de turno -Pasto- que en el primer semestre estando cerca de naufragar sumó en serie, y fue finalista.
Con hechos dicientes, como el nivel de juego -atractivo y convincente- con respuestas individuales que hace rato se vienen valorando.
Javier Reina -por ejemplo- cómplice de las acciones ofensivas, y rebeldía frente a quienes pretenden eliminar el 10 como alternativa, una de las propuestas de Queiróz con la selección.
También las cifras son contundentes, Once Caldas perdió en las primeras salidas -ante Nacional 1-2, y 1-0 con Millonarios- y a partir de ahí alarga un invicto de 7 jornadas.
El gol también apareció como por arte de magia, David Lemos en 3 ocasiones como inicialista selló 3, convirtiéndose en el máximo anotador del equipo. Además -incluido el de Copa con Medellín- 7 anotaciones en los últimos 4 partidos, quizá no releguen el inconveniente con la definición, pero cuentan.
Total, Once Caldas afrontará el duelo esta tarde con la posibilidad de meterse a los 8, siendo más que Pasto en la tabla, y en la exposición actual en cancha. Tampoco significa que vaya a ser fácil, entre otras porque los dirigidos por Alexis García son fuertes en Ipiales, y llevan una seguidilla sin derrotas.
Ratificando el concepto del día a día, tratando de sostener el ritmo, y sin dejar de reconocer que el de Bodhert es un plantel joven y liviano en zonas de ataque. Tanto es así que Adrián Estacio -otro de esos pelaos rápidos- fue importante en la victoria sobre América y se muestra como opción, y está sobre los 22 años.
Lo que ofrece variados abanicos en ataque, pues regularmente Once Caldas es lento en las transiciones a pesar de contar con jugadores veloces por las bandas. Con Londoño -buscando una explicación- seguramente el entrenador halla respaldo táctico en lo defensivo, careciendo de sorpresa porque su fútbol ofensivo es predecible.
Darío, Ibargüen, Carreazo, y Estacio brindan ganancia en asuntos de desdoblamiento, y es bueno plantearlo para no negarle dinámica al funcionamiento.
Otro aspecto positivo es la recuperación plena del grupo -las afectaciones han sido musculares- y sin fútbol entre semana el colectivo quedó disponible.
Se mejoró el andar, y las estadísticas creciendo revitalizan el panorama sabiendo que la liguilla es lo que sirve, y que los cuartos más que un objetivo, son una urgencia.
Hasta la próxima...
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