Mario César Otálvaro
@macotal
Todo indica que los dueños del Once Caldas aprendieron la lección, y que pese a los errores repetidos y el pésimo manejo técnico, habrá inversión para el nuevo campeonato. La mala experiencia del semestre -eliminados una fecha antes de finalizar la liga- los hizo reflexionar, y como debe ser, parecen dispuestos a elevar el contenido.
A mayor calidad, mejores ingresos, principio natural de un negocio como el fútbol en el que los activos se valorizan conforme al producido deportivo, y a los guarismos.
Se habla de 5 refuerzos en aras de un plantel atractivo, y competitivo, tan simple como que es necesario remplazar a quienes se fueron. Quizá el que había -sin ser numeroso- pudo dar más de no mediar la torpeza de Bodhert, cuya continuidad representa un acto generoso de sus empleadores.
Se fueron Carlos Lizarazo y Juan José Salcedo -inéditos - y Darío Rodríguez y Harlin Suárez, no útiles para el orientador, mal utilizados pienso yo.
Se suma Miguel Nazarit por desacuerdo económico y el afán de quedarse con sus derechos federativos, aunque tampoco fue significativo, y parte con defectos no corregidos. Es decir, hasta ahí las 5 plazas que anuncian, que aumentarían en el eventual caso de que otros queden al margen, algo susceptible según el proceso que se adelante.
Uno de ellos Kevin Londoño, cuya permanencia se convertiría en piedra en el zapato por su comportamiento inadecuado, la resistencia que genera, y el tozudo respaldo de su jefe. Otro, Diego Peralta, defensor titular que vence contrato finalizando diciembre, sin que se note interés por retenerlo.
También está abierta la posibilidad de ubicar afuera uno de los delanteros, lo que forzaría el acoplamiento del grupo de 25 profesionales reglamentado por Dimayor. Siendo prioritaria la escogencia de los refuerzos, con ojo, criterio y aporte efectivo de quienes deben suministrar los nombres, amén de habilidad gerencial para gestionarlos.
Planeando un Once Caldas sobre metas precisas, cubriendo las urgencias básicas, sin favoritismos, y que se imponga sobre la mentalidad conformista del último año. Futbolistas que lleguen para ser titulares, que marquen diferencia, no necesariamente figuras, pero que encajen dentro de un proyecto creíble, confiable y con ambiciones. Acertar en esa elección será clave, como también la exigencia fuerte que ejerzan sobre los responsables del trabajo de campo.
No más jugadores del montón, ni aquellos presentados como novedad que despiertan sospecha, ni bancos técnicos felices festejando victorias parciales. Por un Once Caldas triunfador, con hombres comprometidos, que respondan a la familiaridad y a las comodidades que les brinda la institución, y convencidos de ganar.
Clasificar es lo mínimo, estar en la élite de la Liga beneficiará a todos y pondrá al hincha de frente al pelotón, respaldo que vale oro para el crecimiento de la empresa.
Enhorabuena por la decisión de Tulio Castrillón y Jaime Pineda; el balón queda ahora del lado de los encargados de sugerir, recomendar y buscar los refuerzos.
P.D.: 202 atletas inscritos por Caldas en los Juegos Deportivos Nacionales de Bolívar. Nadie puede garantizar resultados, pero el trabajo de preparación fue serio con el apoyo incondicional del gobernador Guido Echeverry, de Ronald Bonilla y del secretario Andrés Marín. Ojalá las medallas así lo certifiquen.
Hasta la próxima...
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