Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
En plan de juez en las aspiraciones de Jaguares y América -empeñados en evitar la deshonrosa perdida de categoría- y mirando de reojo una opción lejana de meterse entre los ocho, retomó el Once Caldas su presencia en la Liga.
El lance este sábado fue en Montería contra los dirigidos por Hubert Bodert que luego de una bonita campaña en el primer semestre saliendo eliminados en cuartos por Nacional, no han despegado en este, con riesgo severo de descender.
Línea de Juego fue escrita antes del partido, y si hubo celebración el Once Caldas terminará la fecha cerca del octavo, si no, seguirá la pesadilla y la inminencia de un final de campeonato sin protagonismo, para volver a barajar.
El próximo sábado América, de nuevo en Manizales después de muchos años, también con la soga al cuello, con un histórico -‘Polilla’ Dasilva- en el banco, y confundido en un grupo que se cayó después de un aceptable comienzo.
Punto de quiebre entonces el periodo de receso para la búsqueda de esas formas que han sido tan escasas durante el torneo, sin permitir aún un Once Caldas convincente, sólido en la propuesta, y que corresponda al sello Maturana.
Es cierto que la materia prima es corta, y para quien escribe es un cuento difícil de asimilar porque los grandes equipos se arman con buenos jugadores, pero igualmente es necesario mostrar más de lo que se ha visto.
Hay principios defensivos en el Once Caldas aparentemente mal aplicados e influenciados por las tachas individuales, y que se reflejan en la cantidad de goles recibidos -y eso que está Cuadrado- y en el ensayo de todas las fórmulas posibles.
Acosta es una apuesta del técnico como central por izquierda en detrimento de Nazarit - enviado al cuarto del olvido- abriendo espacio a Murillo o Gómez como lateral, y en ambos casos hay que decir que cumplen, pero no brillan.
Ramírez es más corazón que técnica -menos que Dávinson- y sin embargo Pacho ha optado por confirmarlo como defensor por derecha, conservando al ‘alcatraz’ de picos irregulares por ese costado como marcador.
El asunto de los volantes de contención es complicado, muchos por el puesto pocos los confiables, tanto que hace falta ese recuperador recio, que no deja respirar al contrario, que quita y apoya, siendo quizá el punto más sensible de la nómina actual.
Lo de Hárrison ha sido decepcionante, el Cañaveral de Envigado nunca apareció, Marimón y Rojano son casos raros porque frenaron su proyección, Guillermo no da más, y a Soto le cuesta porque ya no tiene la velocidad y reacción de antes.
Sin duda se sufre en ese sector, teniendo que apelar a la entereza, a la entrega y a un dispositivo táctico sobre las unidades que mejor coincidan para tratar de fortalecerse y encontrar ese equilibrio que alimente la idea de equipo.
Superior panorama se aprecia hacia adelante optimizando las fichas. Con Arango, Farías y Álvarez se tiene ataque con gol, pero hay que llevarles la pelota y en esa función a López, Ortega y Zapata han carecido de eficiencia.
Volumen de juego, llenar posiciones ofensivas, presionar al contrario, imponer condiciones son aspectos pendientes en el Once Caldas y debe levantar para que se note la labor del estratega y se haga fuerte ante el público y la crítica que ha sido constante.
P.D.: Dice César Luis Menotti -campeón del mundo en el 78 con Argentina- que hay demasiada palabrería en el fútbol de hoy, y resume en cuatro acciones, definir, crear, recuperar y defender, los principios a ejecutar para llegar a un colectivo exitoso.
Hasta la próxima...
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