Un periodista, también dirigente deportivo, Alfonso Díaz Granados -de Santa Marta- hace medio siglo fue uno de los fundadores de la Liga Caldense de Fútbol.
Eso cuenta la historia. Luego la familia González Alzate, Carlos Ernesto y Álvaro, la esposa de este, y varios servidores del actual presidente de la Difútbol lideraron la entidad.
Han pasado 50 años, y no se mueve una hoja sin su consentimiento. El control corre por cuenta del veterano dirigente, integrante del Comité Ejecutivo de la Federación.
Le temen, algunos porque le deben favores -incluida gente de prensa- o también por su personalidad, arrolladora e imponente.
Se le atribuyen los eventos mundiales realizados en Manizales, los ascensos de nuestros árbitros, y las posiciones de honor de hombres de la ciudad en el concierto continental.
Mucho peso, el mismo que ha ejercido nacionalmente, al punto de que todos pasan y su figura prevalece, calificándosele como el poder en la sombra del balompié colombiano.
¿Que lo hace tan intocable? vaya uno a saber, aunque hay quienes manifiestan que conoce como nadie la reglamentación deportiva, y el historial de sus pares.
Admirado, respetado y hasta idolatrado por un fuerte sector del medio local, Álvaro González Alzate siempre será polémico, y no todos tragamos entero.
50 años es toda una vida, y por eso la lustrosa celebración de la Liga con Juan Carlos Osorio como conferencista central, dictando charlas teóricas y prácticas.
El santarrosano, enamorado de su profesión, apasionado por la táctica, no deja de sorprender al auditorio con sus afirmaciones, nacidas desde la convicción.
Escuchándolo queda claro que las rotaciones, las propuestas ofensivas -desbocadas a veces- son parte de su libreto -o libreta- y que es innovador y atrevido.
Que no necesariamente quiere decir que todo lo haga bien -distinto, que es diferente- y creo que es una de las razones por las cuales se nota por encima de la mayoría de sus colegas.
Denota en sus palabras mucho estudio, aprendizaje a partir de la experiencia propia -y de los demás- con algo de prepotencia y egocentrismo.
Rebelde contra los esquemas defensivos, pregona ataque a los cuatro vientos y se niega a reconocer que su equipo queda mal posicionado.
Insiste en que una cosa es saber de fútbol, y otra del juego, y se precia de su terminología, asegurando que es de común uso hoy en las transmisiones deportivas.
Acomoda en las definiciones percibir, identificar, decidir y ejecutar como ideas del juego, los principios administrativos de planeación, organización, dirección y control.
Es impulsivo, privilegia el amor a ganar como premisa sobre el temor a perder, y se jacta de ser un vencedor por osado, y por su resiliencia.
Hecho a pulso, Juan Carlos Osorio sabe, tiene capacidad y liderazgo, se hace respetar y lo respetan, pero ha perdido humildad.
Quizá eso explica que no esté al frente del seleccionado nacional, porque ese mal paso yéndose a Paraguay -mismo que dio cuando dejó tirado al Once Caldas- fue un acto soberbio.
Es prenda de garantía para el club que lo tenga, su don de mando le evita confrontaciones, y sus decisiones son acatadas, pero tiende a creerse inventor del fútbol.
Bien por Fabio Aristizábal -presidente de la Liga- salió bonita la celebración, hizo ruido, y lo ha hecho con este deporte en Caldas, carente de títulos pero cada vez más cerca.
Hasta la próxima….
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