Mario César Otálvaro
@macotal
De clasificado por anticipado -que pudo darse- Once Caldas pasó a "trompo puchador" para algunos, y ahora tendrá que buscarla en patio ajeno y frente a rival directo. Unión Magdalena se meterá con una victoria en el Sierra Nevada, sin importar más, llegando de atrás, y no queriendo ceder la ocasión ante su hinchada.
También al acecho, Patriotas y Medellín, y aunque Nacional acumula igual puntaje, muchos lo dan fijo porque cierra en casa con el peor Santa fe de tiempos recientes. Por fortuna la gama de opciones es variada, pues hasta perdiendo -o empatando- si se ofrecen resultados de terceros, el Once Caldas accederá a siguiente ronda.
Será una jornada intensa -como ocurre en estas instancias- llena de emociones y dramatismo, y especial para los hinchas blancos que incorporarán sufrimiento. Históricamente en el día de definiciones sucedieron cosas, con sorpresas a veces malucas, por lo que deben evitarse con alto grado de concentración y compromiso.
Con la ventaja para el Once Caldas de depender de lo que haga, motivo suficiente para plantearlo con inteligencia, intentando soluciones prácticas. Además, nivel de fútbol en alza, evidenciado inclusive actuando como visitante, así no haya obtenido dividendos por sus problemas de resolución en la última jugada.
Claro que el local tendrá que proponer -solo le sirve el triunfo- y probado está que esas circunstancias benefician, como en aquel duelo con Cali. Esto analizando el escenario en el que se desarrollará el choque, que sin duda, será en ambiente hostil por cuestiones de clima, público, y presión deportiva.
Podría interpretarse como una final, y sin presumir malos augurios -entre otras porque como prensa nos favorece- los antecedentes no son propicios. Cuando el Once Caldas ha requerido ganar en momentos clave, no se dio, y han sido más las alegrías parciales que las determinantes.
Cuestión de jerarquía dirían por ahí, y lo hechos no contradicen tal afirmación, pues faltó al encarar este tipo de confrontaciones, saliendo mal librado.
Hace un año -por esta época- en Barranca fue vapuleado 4-1 por Alianza, salvándose por un gol de otro partido, de Danilo Arboleda del América que empató con Equidad. Luego perdió con Nacional el título de Copa Aguila, y ese mismo semestre no pudo con Rionegro en cuartos de final cuando por sorteo le tocó la papeleta más fácil.
Esta temporada fracasó por Suramericana ante el ignoto Santaní de Paraguay que lo dejó como el único club colombiano eliminado en primera vuelta. Es decir, el Once Caldas de Bodhert desfalleció en encuentros cruciales, y esta tarde disputará otro igual, urgente para no irse en ceros, en un semestre lleno de altibajos.
Hora de mostrar casta, oficio, categoría, de hacer valer la temporada y media del técnico comandando la institución, y acomodarse dentro de los ocho, que es la meta vigente. Una doble frustración en tan breve período borrará parte de lo positivo que se ha realizado, y acrecentará los errores cometidos, que no han sido pocos.
Por eso Once Caldas se juega más que el tiquete, el honor, la permanencia en competencia - de no llegar serán 2 meses de para- y ni se diga, los efectos económicos. Por Suramericana dejo de percibir 250 mil dólares que suponía avanzar de ronda, y esta vez serían por lo menos 3 taquillas porque se volvió a los cuadrangulares.
Así que sin temores, y con autoridad, por una clasificación soñada que significará igualmente un golpe en la mesa en esta irregular liga colombiana, que está para cualquiera.
Hasta la próxima...
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