Mario César Otálvaro
@macotal
Si algo faltaba en la magra campaña de Once Caldas era perder el clásico...¡Y sucedió! Sin fútbol, sin ideas, cual equipo de la B, demoliéndose la construcción en plena obra negra.
En vez de crecer, involuciona el proceso de Eduardo Lara; no hay figuras, nadie sobresale, y está argumentado en una frívola tenencia de pelota. Desapareció la alegría ofensiva, 5 juegos sin ganar, 5 partidos sin marcar, 5 duelos en los que apenas se crearon 7 opciones de gol.
Todo se fue al piso en 9 jornadas de Liga, y de esas ruinas no resurge porque se carece de las herramientas necesarias.
Pondrán actitud y ganas, que son insuficientes si el talento escasea; no en vano los mal llamados ‘refuerzos’ eran suplentes en sus cuadros de origen.
Una pésima conformación del plantel, en la que prevaleció el signo pesos -entendible, pero faltó ojo- sin reato ni respeto por la institución, ni la comunidad que lo cobija.
Hecho a instancias de un presidente sin relación con el entorno, que no escucha, que se jacta de su autoritarismo, y responsable directo del rotundo fracaso.
Un técnico conocedor, carente de resultados en la categoría mayor, con un pasado lustroso con los menores, que no ha podido desarrollar su plan de vuelo. Y los plazos se agotan, la nueva derrota frente al Pereira fue la tapa, las estadísticas ofrecen un rendimiento del 22%, y la inoperancia en campo es terrible.
Una noche desapacible, resignación con impotencia fue el común denominador entre los hinchas que entienden imposibles otras respuestas con la nómina actual.
El Once Caldas de hoy no cuenta con un solo futbolista que destaque, no hay quien desequilibre -se salva el arquero- y la pequeñez de la nómina es real.
Atrás la seguridad es nula, los laterales no funcionan, Murillo es decepción, a Clavijo le falta mucho, y los centrales se desenvuelven entre errores y fuerza, sin fútbol fluido.
Mejía es un pelao con altibajos y le cargan demasiado peso, sin un acompañante confiable, los del medio son frágiles, y arriba, Mender corre, y Lemos dejó su perfume en la selección.
Hernández camina, participa poco, y el grave problema del Once Caldas hoy es la creación, sin pases filtrados, ni delanteros asistidos.
Es lo que se tiene, sin fórmulas de alivio en el banco, con 9 fechas por delante, y un panorama oscuro que invita a plantear soluciones.
Lo primero, abandonar el conformismo, sobre las limitantes evitar el ridículo, Jaguares pasó sobre Millonarios en Bogotá, a Junior lo vencieron Chico y Patriotas, y Nacional perdió con Bucaramanga.
La posición 16 es humillante, la exhibición en cancha desabrida, las entregas personales discutibles, y Once Caldas se hunde, arrasando su prestigio.
La obra que programaron los dueños se eleva en toda su dimensión mientras el equipo se destruye, porque definitivamente el corazón es la vida, y sin sentimiento de pertenencia por la ciudad y sus símbolos, es imposible. La venta del club sería el primer paso.
Hasta la próxima...
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