Mario César Otálvaro
@macotal
En la vida no basta con ser bueno, hay que tener suerte, interprétese como estar en el momento que es, a la hora que es, y aplica también para el deporte. Once Caldas anda en racha positiva con contundencia absoluta, concretando sin necesitar muchas llegadas.
A Junior le aguó la fiesta de los 98 años con un práctico planteo defensivo que lideró hasta con cinco atrás cuando fue menester, consolidando la pareja Torijano-Riquett, y el apoyo de Cardona, a la postre figura por sus cierres, y el trabajo solidario de los volantes de marca.
Primer tiempo impecable en el fondo, desconectando los circuitos de un Junior que atacó con volumen sin crear ninguna opción, tornándose perdedor porque en la única llegada Once Caldas se puso arriba con un penalti magníficamente ejecutado por Del Valle.
Está sucediendo con frecuencia, ante Águilas fueron tres arribos y ganó 2-0; al Pereira –que lo tenía dominado– le marcó dos rematando los primeros 45 y después no tuvo más, y en el Metro fueron cuatro, entraron la mitad, y se trajo los puntos que lo ubican tercero en la tabla.
Eficacia total, contraria a las 12 ocasiones en el partido contra Cali de la liga anterior que perdió 0-1 en Palogrande, o las tantas otras que se produjeron en Barranca cuando Alianza terminó liquidando 2-0 un juego que en trámite fue para el blanco.
También se está presentando un hecho anecdótico, goles en las postrimerías. A Unión le igualó 2-2 con el golazo de Cubides al minuto 92; el de Marlon en Barranquilla para el 1-2 fue al 94; en ambos casos los rivales concluyeron con un hombre expulsado.
Cosas del fútbol, paradójicas, pero válidas, y en este caso tienen a Once Caldas encumbrado, con invicto de siete fechas, seis fechas actuales y una más de la Liga I, con diez anotaciones en esas mismas jornadas, y con el goleador del torneo, Ayron del Valle con cinco tantos.
Y para corroborar que la fortuna está de este lado, en el segundo período cuando Junior cargó sobre la portería de Chaux –previo al gol– tuvo tres claras oportunidades desperdiciadas, una de ellas en el palo tras error de Chaux, y oportuna intervención de Cardona.
Luego el empate –volea de Sambueza– y la expulsión de Didier Moreno –bien aprovechada– dieron nuevos bríos, Marlon y Celis encontraron por donde maniobrar, Junior se cayó, y en la pelota quieta –otra de esas asignaturas pendientes– Piedrahíta puso el de la victoria.
Triunfazo, no hay duda, y la cuota de suerte que no falla hasta ahora, pues ya el técnico había hecho los cambios para cerrar el partido, reconociendo el resultado como premisa esencial, y que habrá tiempo para mejorar en esta etapa de "construcción".
Dios quiera que la ráfaga se prolongue en el tiempo, porque de acabarse no hay mucho de donde echar mano, pues la estructura de juego sigue pendiente, al Once Caldas le cuesta tener la pelota, y por encima de los goles conseguidos, sus delanteros son poco confiables.
Ocurrió el semestre pasado, tanto es así que a esta altura del campeonato llevaba los mismos doce puntos. Arranque poderoso, por estabilizar cuando los rivales contrarresten la propuesta, y el fútbol –ausente hasta ahora– aparezca como soporte para reafirmar resultados y eficacia.
Y aunque sostener la nómina ganadora es legítimo, y conservar una formación tipo parece lo ideal, hay puestos que pueden revisarse, Gerardo Ortiz está por encima de Chaux, Nahuel Gallardo debe ser inicialista ante Patriotas por atractivo, y Jorge Méndez merece ser titular.
Hasta la próxima...
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