Mario César Otálvaro
@macotal
Más allá de los aciertos en los 20 minutos iniciales por presión y posesión, con mejoras en la actitud, al final se impuso la categoría, la experiencia, y el mayor peso competitivo del Junior.
Once Caldas lució bien en el arranque, poniéndose en ventaja a los 180 segundos con un golazo de Lemos, soberbio en la definición, y obra magistral en la concepción.
Tocata en cancha propia, pase profundo de Clavijo, taquito de Ménder, y remate de Lemos, quien sorprendió con prontitud, control, cabeza arriba, y ubicación al ángulo de Viera. Junior se hizo a la pelota promediando la primera fase, anticipó, bombardeó el área con centros, encerró a Once Caldas, y en el complemento logró darle vuelta al resultado.
Canalizó errores para concretar el empate en vistosa jugada combinada finalizada por Borja, y luego el triunfo con potente disparo a quemarropa de Hinestroza.
Ganó Junior porque es más, en trabajo, individualidades y colectivo, frente a un rival en construcción, limitado, formado sin ambición, y de bajo costo.
Le bastó hundir el acelerador para pasar sobre un equipo cargado de intenciones, que levantó con relación a su estreno en Ibagué, y que plasmó cosas atractivas, que no tenía.
Eduardo Lara, con pocas sesiones, dejó entrever su idea de juego, apreciándose -antes de la andanada tiburona- amplitud de terreno, transporte seguro del balón, y ataque.
Nada fácil ante el papá rico del campeonato que cuenta con una nómina de lujo, con jugadores desequilibrantes, verdaderos refuerzos, y tiempo de estar juntos.
Robert Mejía y Danovi Quiñones -pareja inédita en el doble 5- fallaron en las acciones de los goles, pero igual dejaron la sensación de que pueden complementarse.
Lo de Ménder -rapidez y movilidad a espaldas de los defensores- y lo de Lemos por banda - velocidad y manejo- invita a creer que llegó el momento de que se consoliden.
Hernández brilló un rato, después despareció, Carreazo desapacible, y en términos generales, pese al dominio claro del oponente, hubo cosas por rescatar.
No todos los rivales tienen las fortalezas del Junior, hay varios con problemas, y eso abre un panorama con la cruda realidad de que no hay equipo para pelear los puestos de arriba.
Gerardo Ortiz confirmó su estelar estado, y otra vez evitó un marcador abultado en contra. De los nuevos deben mejorar Murillo, y los centrales -fuertes en el fútbol aéreo rechazaron bien en el período inicial- mientras que por zona izquierda hay vacíos.
Llegó Otálvaro, y será uno de los llamados a imprimirle el toque de calidad que falta para que Once Caldas pase de ser un cuadro de obreros a uno de revoluciones en el campo.
De antemano se sabía lo complicado del calendario, y ahora sigue Millonarios, con el que se encontró 3 veces la temporada pasada con cifras equilibradas.
El día a día marcará el derrotero, siendo francos en el sentido de que lo visto corresponde a una realidad irrefutable: Once Caldas tiene un plantel corto, ‘normalito’ para la liga.
Hasta la próxima...
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