Marcelo Gutiérrez es el mejor practicante de down hill que tiene el país, domina la especialidad, y acaba de ganar medalla dorada en los Juegos Deportivos Nacionales.
Todo un campeón, lo triste fue que el oro que consiguió lo sumó la delegación de Risaralda que por segunda vez consecutiva lo disfruta, y eleva su historial en el casillero.
Marcelo es profesional, y en la liga del vecino departamento ha encontrado las comodidades y el agregado económico que aquí se le negó, o no se le pudo reconocer.
Cosas del deporte -y de plata- que por mucho que se discutan corresponden al sentir de cada quien, más allá de la polémica que genere, y del corazón que se le quiera meter.
En lo personal considero que siendo oro fijo, Caldas debió asegurar ese metal, y de tiempo atrás repatriarlo, o al menos confirmar su regreso para las justas.
Que su costo es muy alto, por supuesto, el talento es lo que mejor se paga hoy día, los triunfadores valen, pero las medallas son el reflejo deportivo de la sociedad.
Entre los argumentos de defensa a la posición de no traerlo se esgrime que con ese dinero se puede preparar dos o más deportistas con posibilidades.
Respetable, aunque llevándolo al terreno del Once Caldas, es igual que cuando a Bodhert le da por priorizar cantidad sobre calidad al vincular los refuerzos.
La última cosecha local en Juegos fue de tres doradas, cuando Risaralda logró 29 y el Quindío, 7 en un comparativo válido por la similitud de las regiones.
Es decir, muy corto -y colgados- aunque en esta oportunidad se espera mejorar, siendo conscientes y conocedores del gran esfuerzo de las autoridades departamentales.
Lo que se debe revisar es la carta magna de los Juegos para que quede estipulado que los atletas representen a sus regiones, independiente de los compromisos con otras ligas.
Bogotá en 2004 -en su condición de anfitrión- optó por llevar destacadas figuras colombianas, logrando el objetivo al salir campeón por única vez en la historia.
En aquella ocasión brillaron por la capital patinadores de otras zonas encabezados por la campeona del mundo Cecilia ‘Chechi’ Baena, pesistas del Valle, y hasta boxeadores de la Costa.
La práctica se volvió común, y son muchas las medallas prestadas -honores que corresponden a otros que se celebran como propios- que igual cuentan en la tabla.
Aprovechando que estamos en las Justas Nacionales -previas a las que hará el Eje Cafetero en 2023- salud a todos los medallistas, y que se vengan muchos más.
En especial a Andrés Felipe Rendón, quizá el atleta más sobresaliente de Caldas en todos los tiempos, y a Luisa Fernanda Naranjo, una espectacular ciclista que nos llenó de gloria.
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Le caben tantos términos al fútbol que le acuñaron la palabra desentreno al trabajo de un equipo eliminado como Once Caldas que se mantendrá hasta el 10 de diciembre.
Aparte de los jugadores que abandonaron, de la promesa de cinco caras nuevas, de la incertidumbre sobre la continuidad de Peralta, y de Serje, no se tiene nada confirmado.
La expectativa sigue en torno a un plantel competitivo -superior- al que se unan jugadores que realmente aporten, que lleguen para ser titulares, y que marquen diferencia.
Para el efecto, rigor en la escogencia, criterio en la selección, y particularmente ambición, futbolistas por encima del conformismo, y que arrastren también a la tribuna.
Hasta la próxima…
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