Mario César Otálvaro
@macotal
Hace algunos años en el fútbol se hablaba de la media inglesa, que identificaba el rendimiento de los equipos que ganaban sus partidos como local y empataban por fuera.
"El fortín del Palogrande" era un titular repetido en los medios liderados por Javier Giraldo Neira, el maestro que extrañamos tras 2 años de su ausencia física.
Once Caldas finalizó contra Cali su participación en casa -10 juegos- y el balance negativo explica las razones de las dificultades para acomodarse dentro de los clasificados.
Fueron 2 triunfos -Nacional (2-0) y Jaguares (2-1)- derrota en el escritorio 0-3 frente al Pereira, y 7 empates, o sea que dejó escapar de su "reducto" 17 puntos de 30.
Cifra mediocre, que la tapa el hecho de que como visitante en 8 compromisos cosechó 3 victorias, igualó 4 veces, y solo cayó ante Equidad (2-0).
Un plantel hecho para no perder, no para ganar, y por eso las dificultades de Bodhert, a quien se le tilda como un técnico que arranca bien y termina mal sus campañas.
Difícil la tiene este Once Caldas que enredó lo que parecía sencillo por falta de categoría, de planteamiento, y de ambición, y que quedó forzado a superar a Pasto y a Tolima.
Un duelo directo con Equidad lo transformó en un cuadrangular, sumando a Águilas y Millonarios que repuntaron, teniendo el calendario más complejo.
Como decía un aficionado, ahora el entrenador descargará la culpa en el covid-19, porque para justificarse se tiene confianza, buscando una reelección afrentosa por su ciclo vencido.
Una lástima, pero da la sensación de que se acerca a su novena eliminación en 5 semestres con el Once Caldas, un anti récord absurdo favorecido por la pasividad de los dueños.
Fracasar supone afectación financiera porque el cupo internacional que su tuvo a la mano significaba alivio y punto de partida saludable para los nuevos inversionistas.
Lo mismo que gloria deportiva, y puesta en escena -vitrina- para jugadores que están para el mercado de afuera y que tendrían visualización permanente en la TV.
Lamentable que Once Caldas -era Bodhert- viva del día a día, sin planificación, ni adecuada administración deportiva, y menos ejecución porque los errores no se corrigen.
Cierto que el virus tocó las fibras del grupo en un momento crucial, añadido a la demanda del Pereira, pero lo fundamental fue que no hubo equipo, y había jugadores. La no presencia de 6 titulares contra Cali, con orientador improvisado -Paco Castro- y una defensa inédita, auguraba un mal presagio, y no fue así.
Dayro desde el comienzo, pegado al arco contrario, sin grandes recorridos, fue importante, la variante de Gally por Lemos riesgosa era necesaria por la urgencia del triunfo, y al final, aunque no se ganó, Once Caldas mostró otra cara.
Lógico que se está en una etapa donde el resultado prima, y esas satisfacciones parciales de nada sirven, siendo evidente que hubo un nuevo aire, que se necesita.
Las próximas salidas serán determinantes -2 finales sin mañana- so pena de quedar al margen con todas sus implicaciones económicas y deportivas. Ojala de la mano de Paco se logre lo que no se ha podido en 3 años, ganar partidos clave.
Hasta la próxima...
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