Mario César Otálvaro
@macotal
Un partido ganado de 12 -Nacional 2-0 Católica- y 5 derrotas, fue el resumen de los equipos colombianos en Copa Libertadores tras la primera vuelta de la fase de grupos.
Y ni hablar de la Suramericana, con una sola victoria –Equidad 2-1 Aragua de Venezuela- en 6 juegos disputados. El otro representante, Tolima, no ha dado pie con bola.
Una vergüenza, fiel reflejo de los clubes en la liga local, orientados por empresarios conocedores de negocios, no del deporte, técnicos discretos, y jugadores de bajo nivel.
Tanto es así, que justifican esos pésimos resultados hasta en la situación de orden público, en los largos desplazamientos, la pérdida de la localía, y otro sinfín de argumentos baladíes.
Si fuera algo excepcional se aceptaría dado que son evidentes los hechos anómalos, pero la historia se repite, llevamos 3 años sin pasar de la primera ronda.
Conclusión, no hay categoría competitiva, los nuestros se conforman con no perder, mientras que los del sur se las creen, y por chicos que sean se paran como cualquier Boca, o River.
Argentino Juniors es de mitad de tabla, y le dio repaso a la superescuadra Nacional, la del goleador Duque y las estrellas nacionales Jarlan, Andrade y Vladimir. Problemas de mentalidad, de estructura, de jerarquía, pero ante todo de carácter, futbolistas con tibio espíritu, que no miran el triunfo como una prioridad.
Fue lo mismo que vivió Once Caldas durante el semestre con aquellos que nunca sintieron el peso de la camiseta, y que yendo en barrena fueron incapaces de corregir, que era lo mínimo.
Partiendo del técnico –ensimismado- intentando excusas antes que respuestas y trabajo frente a la contundencia de lo deplorables números de la campaña.
Tranquilo en el puesto –válido en parte frente a las comodidades del cargo acá, y las mínimas opciones– así se le reclamara autocrítica, con la frescura de asegurar su postura de una idea consolidada de juego.
En el fondo, quizá el problema de nuestro fútbol es que nos estamos acostumbrando a perder, y ya no nos duele, como ha sucedido en los últimos años con Once Caldas.
Oficialmente desde el Club informaron lo que todo el mundo sabía, la salida de Burbano, Romero, Valencia, Valoyes y Hernández, este último por vencimiento de contrato.
Ninguno de ellos titular indiscutido, y plazas que deben llenarse, corroborando la tesis de que por encima de cualquier otro concepto, la clave está en quienes reforzarán el plantel.
Requiriéndose jugadores con experiencia, liderazgo y sentido de pertenencia, que proyecten una idea diferente, ambiciosa, y que convoque el interés al público.
Para posiciones determinadas, un central, un extremo, un lateral izquierdo, un creativo y un punta con gol, lo demás se monta sobre ese parapeto.
Sabiéndolos escoger, sin que se requieren millonadas -el mercado está por lo bajo- pero haciendo un esfuerzo porque un buen equipo no se arma con contratos de 3 pesos.
A esa burbuja nos llevó la actual clase dirigencial, más preocupada en salvar las monedas que gasta antes que generar un proyecto bondadoso que recupere la inversión en el tiempo.
Hasta la próxima...
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