En apenas 3 jornadas Once Caldas ya ocupa posiciones secundarias, con 1 punto de 9, fisuras atrás, y un armazón que intenta moldear -sin finos materiales- el técnico Eduardo Lara.
La política de montar un equipo pensado en pesos -a bajo costo- sin atender las urgencias deportivas, deriva en lo que se está viendo: un plantel corto en calidad y contenido.
Salvo contadas excepciones, las escuadras poderosas se deben a una justa planificación, recursos suficientes y adecuados, organización, y acertado manejo.
Aquí esos argumentos no contaron; la lotería que compraron aún no reporta aproximaciones en un proyecto eminentemente económico, sin pretensiones desde lo competitivo.
Los contratados arribaron sin un presente importante, acomodados a un presupuesto reducido que desechó aquellos -por útiles que fueran- que lo elevara.
Buscaron un entrenador que maximizara rendimientos -motivo por el cual llegó Lara, reconocido por su talento en categorías menores- y casi que arrancaron de cero.
Los guarismos iniciales pasan factura, Once Caldas empató con Tolima en pésima tarde, cayó por inferioridad ante Junior, y con Millonarios dividió aciertos y errores, pero perdió.
Previsibles resultados en el comienzo de liga porque esos rivales suman tiempo de estar juntos, con continuidad en sus ideales y grupos nominalmente superiores.
La culpa va más allá de las responsabilidades del cuerpo técnico, y corresponde a las políticas dirigenciales que provocaron el cisma al no conseguir refuerzos de categoría.
Por el contrario, sobre los yerros en defensa que costaron 4 goles, en ataque hubo testimonios que hablan del trabajo de semana como desmarque, velocidad, reacción y volumen.
Un principio, aunado a los esfuerzos individuales de Lemos y Mender de forma especial, y de Carreazo, a quienes pareciera les llegó la oportunidad que en otrora les negaron.
El peor enemigo será el tiempo, y sobre las debilidades de los partidos recientes hay ciertas formas que con repeticiones pueden surtir efectos primarios.
La profundidad, con amplitud de cancha, son conceptos para reafirmar, pues aparte de los citados también pueden aportar Estacio, Burbano, Alejandro y Cubides.
Los líos en defensa son complejos porque no se sabe si se cuenta con las fichas para corregir; Murillo no despega, y por izquierda Clavijo y Valoyes tienen más salida que marca.
Los centrales son indescifrables hasta el momento, con el agravante de soportar todo el peso por falta de filtro en el medio, lo que constituye el principal problema.
No hay quite, Mejía -uno de los mejores la temporada anterior- se ve desubicado. Quiñones y Laszo, quienes han sido su complemento, son noveles e inexpertos.Ninguno de los mal llamado refuerzos transmite sensación de confianza, quedando por ver mayor tiempo a Otálvaro y a Burbano, y al ´pelao’ Viáfara.
Es lo que hay, el tramo difícil pasó sin éxito, y con el agua al cuello se vienen Envigado y Alianza, frente a quienes hay que salir del fondo de la tabla so pena de angustias mayores.
Hasta la próxima...
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