Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Extraño fin de semana sin fútbol, alimentados espiritualmente por la visita del papa Francisco -un hombre que hace que jamás perdamos la fe- con un mensaje de reconciliación para un pueblo polarizado, con cáncer por la corrupción.
Asimismo ilusionado por la Selección Colombia, muy cerca del Mundial de Rusia al ritmo de James y Falcao en la Eliminatoria más complicada del mundo, y en la que sufre Argentina con Messi, y Pékerman desdeña a sus enemigos gratuitos.
Hora de retornar al menú doméstico con el plato fuerte Once Caldas después del flácido empate ante Equidad con nómina reducida, y que volvió a plantear dudas sobre su real poderío y la resiliencia del grupo de Maturana.
La tapa fue un solo cambio -Ortiz por Cañaveral- porque en el banco no había -no las tenía- alternativas ofensivas. Entre sombras Arango, Farías con la vinotinto, los inoperantes Hárrison y Ortega lesionados, y Soto en compromisos por Europa.
Cada vez me convenzo de que el problema del Once Caldas es de calidad, motivo que hace aburrido verlo porque carece de dinamismo, improvisa poco en un deporte en el que es importante hacerlo, y con Cuadrado como único valor determinante.
Solo contra Junior hubo chispazos, lo demás ha sido plano. Frente a Equidad, cuarto partido de seis en el que no anota en Palogrande, cuarto también en el que no vence, y tercero que termina 0-0 en esa serie teniendo a su público como testigo.
3 empates, 1 derrota y 2 victorias en casa dan un producido del 50% que menguaría el impacto si por fuera recuperara terreno, sin que se cumpla ya que en esa condición apenas suma 4 puntos de 15 -27%- explicando así su ubicación en la tabla.
Sin equipo para soñar, Maturana se ha ido adaptando a lo que tiene consciente de sus limitaciones, con deuda por las expectativas creadas respecto a sus predicamentos, y tratando de justificarse en falsas realidades.
Difícil con un plantel de esas características, que igual debería tener algo más de protagonismo y ser consistente en posesión de pelota y seguridad defensiva, sin que haya regularidad en esos sentidos, tanto que le imponen condiciones.
Otro aspecto por revisar -como política del club según el presidente Castrillón- es lo relacionado con la detección de talentos porque se vislumbra poco. Y ojo con los observadores, si Zapata es esa referencia, a lejos que están del cometido.
La mayoría de los equipos, y cito ejemplos -Ricaurte (Huila), Valoyes (Equidad), Gómez (Patriotas), Hinestroza (Tigres), Mosquera (Millos), Cantillo (Junior), Ramírez (Pasto), Montoya (Tolima)- proyectan futbolistas con presente útil.
Aquí no hay uno, con el agravante de que los mayorcitos tampoco enseñan algo especial -Cañaveral, Ortiz, Guillermo, Gómez, Murillo y otros tantos, a quienes no les da para más, e inclusive Acosta y López, extranjeros que no marcan diferencia.
No le echo la culpa a Maturana, el llamado es a los asesores y a los directivos para que inicien la exploración de refuerzos con el propósito de que lleguen con tiempo mientras se termina con dignidad porque francamente clasificar es una utopía.
P.D. Regresó Sinisterra, y una lección aprendida. Sé que es bueno vender jugadores -base actual de la economía de los clubes- pero solo tenía 2 partidos profesionales completos con el Once Caldas, y 15 en los que entraba o salía. Muy biche, y ni lo voltearon a mirar.
Hasta la próxima…
Twitter: @macotal
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No le echo la culpa a Maturana, el llamado es a los asesores y a los directivos para que inicien la exploración de refuerzos con el propósito de que lleguen con tiempo mientras se termina con dignidad porque francamente clasificar es una utopía.
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