Mario César Otálvaro

@macotal

Si alguien ganó con las victorias consecutivas de Once Caldas sobre Envigado y Santa Fe, fue el técnico Diego Corredor al recuperar confianza, números, afecto y optimismo respecto a su gestión.

Terminar con el mismo puntaje, o menos que su antecesor, hubiese sido un golpe letal de imagen y credibilidad por muy buenas intenciones, deseos, o conocimientos que tenga.

Llegar a 19 - así haya quedado relegado hace rato en la posibilidad de pelear algo- restablece la fe en su labor, y eleva un poco el promedio, dolor de cabeza hacia el futuro inmediato. Fueron 17 con Eduardo Lara, la peor campaña en la historia de los torneos cortos, y de no ser por el revolcón en la plantilla, esto hubiese seguido igual.

Frente a Santa fe, solo Juan David Pérez en cancha -de los 11 contratados- para una afirmación contundente de que el estruendoso fracaso provino de las malas decisiones.

Corredor puso a los muchachos de la casa que tuvieron actitud y entrega, y el equipo se vio distinto, sin sobrarle nada, lo que no implica que el problema esté resuelto. Por el contrario, se evidencia con facilidad la falta de un ordenador de juego, goleadores, de una defensa segura, de un lateral izquierdo definido, y en sí, de un grupo de vuelo competitivo.

Méritos para Corredor porque sustento el esfuerzo en el trabajo físico, con muestras del plan estratégico que quiere implantar aun sin los intérpretes adecuados.

Once Caldas no dejó pensar al rival, ni le permitió la pelota - lo mismo pasó contra Envigado - y terminó imponiéndose, ofreciendo una cara diferente con los "pelaos".

Además el orientador boyacense obró con sensatez, no se desesperó con las variantes, las hizo ajustadas, en el momento preciso, no como en otras tardes de olvido en el movimiento del pizarrón.

Para destacar, los goles de Danovi Quiñones y Alejandro García, hechos en las inferiores del club, la ruidosa celebración sinónimo de vestuario unido, y las ganas y la voluntad del grupo.

Muchos se preguntan qué hubiera pasado con esa decisión cinco o seis fechas atrás. Imposible saberlo, pero está claro que hay potencial, y algunos reclaman mayor continuidad.

Adrián Estacio - por ejemplo- hábil atacando, encarador, con excelente pegada, siempre con cabeza arriba, y poco lo miran. Alejandro y Nelson Quiñones poseen técnica, y Danovi Mejía están consolidando una gran pareja en el doble 5.

Cerrar con triunfo en Palogrande no tapa la pobreza de la campaña, ni puede llamar a engaños, requiriéndose refuerzos de categoría, propósito que no cambia por un resultado.

Siendo varias las tareas a desarrollar, una de ellas - y de manera especial- la recuperación del público. Qué triste ver el estadio con 500 hinchas que fueron quienes acompañaron cada una de las últimas jornadas de liga.

P.D.: Bochornosa final en la copa Villamaría con partido suspendido en tiempo de adición por agresiones, insultos y patadas ¡qué feo! Pero ojo que hay jugadores para ver, el 9 del campeón Universidad de Manizales - Santiago Agudelo - es goleador nato, el 10 de Masiaz

- Hárold Isaza- es un crack, para citar solo dos, porque hay otros más.

Hasta la próxima...