Invicto marcha Once Caldas que cuadró caja con su triunfo frente a Envigado, recibiendo apenas un gol en 270 minutos, y con dos anotados por Ovelar y Estacio.
Que el rival haya sido discreto no es su problema, en esos casos hay que ganar y fue lo que hizo, aunque faltó contundencia porque lo convertido no concuerda con lo generado.
Kevin solo, y Rodríguez picando al vacío y a boca de jarro, la elevaron en claros errores de definición antes de la conquista de Estacio, llena de exquisitez en la pegada.
Fuerte alivio, porque injusto hubiese sido ceder puntos, y a confirmarlo sobre Rionegro mañana en Palogrande para no quedarse en celebraciones parciales.
En ocasiones anteriores fueron los palos, y los arqueros, atravesándose en el camino de este Once Caldas que en el Polideportivo hizo méritos para un resultado abultado.
Y no se trata de derechos porque las únicas válidas son las que entran, pero alegra que en contenido y volumen ofensivo, el equipo muestre nuevas opciones.
Mucho tiene que ver Roberto Ovelar por su aporte desde lo colectivo y su incansable lucha, certificando créditos como el gran refuerzo de temporada.
Tanto es así que tiene a los hinchas antiguos evocando a Palavecino, Ramón Orlando, Devani, Ochaizpur, Barreto, Galarza, Oswaldo Pérez o Mirabelli, épocas de acierto, cuando los dirigentes iban a buscarlos, veían uno que otro entrenamiento, y por recomendación de exjugadores -recuerdo a los hermanos Cativiela- casi siempre le pegaban al perrito.
Los tiempos cambian, y ahora por el contrario es larguísima la lista de fracasos porque aparecieron los empresarios que a punta de videos mueven el mercado.
Rompiendo ese registro llegó Ovelar, quien tornó distinto el ataque de Once Caldas al imprimirle potencia, movilidad, juego aéreo, creación de espacios, y remate.
El paraguayo ha sido valor sustancial y sobresaliente en los tres partidos que van, alcanzando un nivel cercano a su versión más exitosa con Atlético Junior.
Contra Bucaramanga marcó y puso un balón en el madero, y ante Envigado sacó figura al arquero Londoño con un disparo desde afuera del área y un cabezazo a centro de Guzmán.
Grato hallar un futbolista que encaje tan rápido, con enorme capacidad de entrega, que ojala tenga suerte, especialmente con su salud física.
El típico media punta que es necesario interpretar, un pivote que quisiéramos observar algún día al lado de un 9, y con extremos que exploten esas habilidades.
Al tenor de ese rendimiento sorprende su pasado reciente, sin continuidad en Millonarios y al margen en el Olimpia de su país, como si acá el ambiente lo transformara.
Igualmente, y dentro de lo positivo de Once Caldas, la actitud e intensidad con la que está jugando los partidos, imponiendo condiciones, y sin regalar la pelota, vicio del 2019.
Bueno lo de Junior Julio -consolidándose- el ritmo de Guzmán y Rodríguez, que cuando suben el nivel automáticamente crece lo grupal, y Estacio, madurito para ser titular.
Preocupa lo de Rojas, tímido en los duelos individuales y sin influencia en el armado, y al uruguayo Galli no hay argumentos para juzgarlo, sin que la tenga fácil.
Para revisar lo de David Gómez, atacable por su banda y floja salida porque retarda la proyección al tener que buscar su perfil para centrar, tornándose predecible.
De momento es cuestión de aprovechar el calendario, pues vendrán los grandes, que
establecerán definitivamente si se está para pelear una de las pocas plazas que premia la liga.
Hasta la próxima…
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