Mario César Otálvaro
@macotal
En cualquier lugar del planeta -en un club medianamente competitivo- con resultados como los del Once Caldas, el técnico renuncia, o los directivos lo echan.
"Me encomendaron un trabajo, no lo cumplí, doy un paso al costado" dijo Jorge Luis Pinto - mundialista con Costa Rica- al dejar a Millonarios. Sobró dignidad, más allá de los malos guarismos, la crisis interna precipitada por sus posiciones, y el desgaste evidente frente a sus dirigidos.
Aquí la permanencia de Bodhert casi que depende de su propia decisión, y seguramente convencerá al Presidente de que esto marcha sobre ruedas, y se quedará, como si nada, pese a 4 eliminaciones -2 por liga- primera ronda de Suramericana, cuartos de Copa, solo una vez dentro de los 8, y descalificación una fecha antes de concluir el certamen.
A quién le cabe en la mente que este proceso va en ascenso. Por favor, es hora de cambio, Once Caldas debe reinventarse, seguir bajo los parámetros actuales es mediocridad. Ay Manizales del alma ¡qué ciudad! con razón los índices de calidad de vida la ubican en los primeros lugares, somos una sociedad tranquila, condescendiente, permisiva.
Tanto, que escucho voces defendiendo la continuidad del entrenador por qué de dónde van a sacar los "pobres" dueños para pagar la indemnización.
Por Dios, Once Caldas es una empresa privada, de particulares que la salvaron, pero con un componente social llamado pasión, que se debe respetar. Nadie compra para perder, es cierto, pero las utilidades y los planes van de la mano con cifras, gestión y crecimiento, y esto va para atrás.
Sorprende que hombres de negocios como Pineda en el gremio automotor, y Tulio en su sector, respalden un proyecto fracasado, con un gerente de producto ineficiente.
Bodhert conoce el juego, con carencias de formación y manejo de variables fundamentales en el fútbol de hoy, que lo hacen incompetente en un mercado laboral especializado.
Extraña conducción de grupo, sentó a Ortiz en el momento que mejor andaba, lo mismo que a Carbonero, quemó a Lemos, sostuvo a Kevin contra viento y marea, erró en los cambios, y montó formaciones rarísimas.
Poco trabajo de pelota quieta, los tiros libres fueron un fiasco, igual que el fútbol aéreo, y el ataque lo dejó a expensas de las individualidades, hechos contundentes que se demuestran por sí solos.
Aún así todo apunta a continuismo, con el conformismo como fórmula, porque con esas ideas es imposible aspirar a una escuadra con futbolistas de élite, y con metas altas.
"Termina un proceso y comienza otro" fue su máxima en la rueda de prensa, señalando a renglón seguido ‘muchos jugadores no nos dieron lo que esperábamos’. Culpa del plantel, cero autocríticas, y nada de cargas con un calendario botado que desaprovechó.
Asimismo señaló que "esto estaba programado, y lo sabían los dirigentes" (sic).
La realidad es que convirtió a Once Caldas en equipo de mitad de tabla para abajo, y que el lucro cesante -2 meses sin ingresos- se traducirá en mínimas inversiones, círculo vicioso sin alas hacia el futuro.
Que lástima caer en ese foso con 2 semestres sin semifinales, dato que cesaría al responsable en cualquier parte del mundo, al parecer menos en Manizales.
Hasta la próxima...
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