Mario César Otálvaro
@macotal
Lo que nunca pensamos, que arribando al meridiano del campeonato Once Caldas fuera el colero, deshonrosa posición que comparte con Pasto.
Colofón de una floja gestión que involucra todos los estamentos, y que produce pena porque se veía venir, y nunca se encontraron fórmulas para evitarlo, o estas fracasaron.
El pobre manejo deportivo de la institución es evidente, las políticas de mando son erradas, y su departamento de producción ha sido ineficiente.
Diego Corredor aceptó el cargo de técnico confiado en que logrará potenciar la materia prima, y que con base en sus prédicas tácticas argumentará la puesta en escena.
Contra Bucaramanga se vio mejoría, al menos durante el primer tiempo, y su propuesta suena esperanzadora a futuro para el rescate de puntos vitales para la sobrevivencia en la A.
Hubo dinamismo y acciones colectivas con intensidad que solo duraron 45 minutos, con elementos como posesión, amplitud de terreno, e inicio de juego desde el medio.
Con las variantes se volvió a lo que tanto se ha visto, y que mortifica porque las consecuencias se miden en la tabla con una nómina discretamente competitiva.
La clasificación parece distante por la calidad del plantel, hacer milagros no está dentro de ningún libreto, y la verdad, parece que no hay de donde escoger algo superior.
Otro semestre tormentoso con escasas vías de salida, sin alternativas en la suplencia, con un grupo que tendrá que seleccionar minuciosamente para intentar un crecimiento inmediato.
Sin un volante creativo, con dificultades para convertir, e inseguridad en sus centrales, son muchas las repeticiones y los ajustes para moldear una idea confiable.
Hay optimismo con Corredor, quien se ha encargado de fomentarlo con sus declaraciones que lo enseñan como un hombre docto, serio, y con autoridad, pasando sobre su juventud.
Del dicho al hecho hay largo trecho, y las primeras resistencias a vencer serán de convencimiento, disciplina y trabajo.
Ardua tarea espera al nuevo entrenador con plazos mínimos, no solo por presión de la hinchada harta de verlo en la cola, sino por la reconstrucción luego de tantos años de demolición.
Y a la par con Once Caldas, la selección Colombia sin un generador, con delanteros que la meten en todo el mundo menos cuando se ponen la tricolor, y sin un líder atrás.
Rueda para bien sus equipos, es diplomático, calladamente está incluyendo las rotaciones que son la filosofía de Juan Carlos Osorio, y se nota lento e inoportuno en los cambios.
Debería asumir que el combinado nacional es como un club social que se reserva el derecho de admisión, no todos pueden jugar, algunos sobran, y otros deben estar siempre.
P.D.: Qué ciclista Primoz Roglic, completísimo, y con mejor suerte tendría más títulos, y con que superar leyendas, al menos las recientes. Una lástima que coincida con la época de Egan Bernal, y con la del rarísimo caso del superdotado Tadej Pogacar. A propósito, que inmadura la actitud de "Supermán" López; ojalá no cierre puertas al ciclismo colombiano en Europa.
Hasta la próxima...
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