La palabra civilización, desde su etimología se definiría como acción y efecto de civilizar, esto es mejorar la formación y el comportamiento de las personas, elevar el nivel cultural de una sociedad; generalmente el término se utiliza para hablar de una sociedad compleja, como el opuesto de las sociedades tribales de la antigüedad, también se habla de civilización como sinónimo de progreso. Como estadio cultural, la civilización viene después del salvajismo y la barbarie, aunque a veces parecería que, en cambio de avanzar, estuviéramos retrocediendo a etapas primitivas en el desarrollo de la humanidad.
No se puede negar que cada vez hay más progreso en términos de ciencia y tecnología, pero será que la investigación científica está al servicio de la solución de los grandes problemas que atraviesa la humanidad o será que, en algunos casos, está al servicio del poder y la destrucción del hombre. También hay que señalar que hay instituciones, movimientos y personas en el mundo y a nuestro alrededor que están pensando en la importancia de darle un giro a la realidad; es así como, la institución educativa Universitas Nueva civilización de Chile, creó en el año 2013 el premio Nueva Civilización, con el propósito de reconocer y valorizar el conocimiento y el diseño de respuestas innovadoras frente a grandes problemas de la humanidad, que contribuyan a superar las graves crisis y los desequilibrios que afectan la sociedad de hoy. El jurado está conformado por personas de diferentes países que se destacan por sus realizaciones académicas, culturales y sociales.
El premio de este año, que se entregará el próximo 8 de noviembre, es para la señora Ela Gandhi, nieta de Mohandas -Mahatma- Gandhi por su contribución a la paz, la integración social y la superación de la pobreza, a través de iniciativas de participación comunitaria en procesos de desarrollo local. No podría escribir sobre la civilización del amor sin hacer referencia a quien la hizo famosa en la década de los 70, Pablo VI, quien llevó a feliz término el Concilio Vaticano II, enfocándose en el diálogo con el mundo contemporáneo y en promover una imagen de iglesia ‘experta en humanidad’, llamada a difundir la civilización del amor. Entendía la civilización como un conjunto de condiciones morales, civiles y económicas que le da a la vida humana una mejor posibilidad de existencia, una plenitud razonable y un feliz eterno destino. Para Pablo VI, la civilización del amor es una tarea histórica para crear un ‘taller’, un lugar donde se obra, se cumple un deber y se desempeña una misión.
El tema del amor ha estado muy presente en sus sucesores; sin duda es el preferido de Benedicto XVI, de su antecesor Juan Pablo II y del papa Francisco, a quien tuvimos recientemente como visitante en nuestro país y nos dejó importantes lecciones para el momento crítico que vivimos en Colombia. Charlas TED, enfocadas en difundir el pensamiento de líderes destacados en diferentes ámbitos, acaba de grabar un mensaje del papa Francisco, donde dice que la existencia de cada uno está ligada a la del otro: ‘La vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro; ninguno es una isla, un yo autónomo e independiente del otro, y solamente podemos construir el futuro juntos, sin excluir a nadie’. Necesitamos recuperar nuestros vínculos y sanar nuestras heridas para avanzar en la construcción de un mundo más feliz. Algunos piensan que el amor es un tema menor que no tiene que ver con el desarrollo de una sociedad cuyo propósito se centra en la innovación y la competitividad. No creo que el amor sea un tema despreciable; se necesita valor para reconocer y sanar las heridas, para encontrarse con el otro y valorarlo como un ser legítimo, para darse generosamente, para perdonar y resarcir el daño que hacemos; y también es necesario, como elemento inspirador para la creatividad y la innovación. Amor es una palabra que deberíamos escribir con mayúscula y ponerla en el sitio que corresponde; quienes conocemos la historia de Jesucristo, sabemos que su caminar no fue pacífico y su mensaje de amor fue contundente y revolucionario ¿Cuál sería su llamado si estuviera hoy aquí?
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