El 11 de marzo de 2020 fue declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el covid-19 como pandemia, situación que ocurría a escasos 71 días de haber iniciado los períodos de gobierno de los alcaldes en todo el territorio nacional. Esta situación se presentaba cuando aún no se habían construido y aprobado los Planes Municipales de Desarrollo ante los concejos, lo que conllevó a modificar buena parte de las estrategias y proyectos por las que los mandatarios habíamos sido elegidos en las urnas y se debió adaptar la administración pública drásticamente a la nueva contingencia mundial.
Las problemáticas locales se agudizaron y se generaron escenarios de singular complejidad, no existía un antecedente en que el Estado obligara a sus ciudadanos a no salir de sus casas, conllevando al desplome económico y al incremento de la vulnerabilidad de algunos grupos poblacionales como adultos mayores, niños, mujeres, entre otros, que dependieron directamente del apoyo del gobierno. Las alcaldías debieron someterse a las decisiones del Gobierno Nacional que imponía medidas relacionadas con una cuarentena total, mientras los ciudadanos clamaban por poder salir a trabajar para obtener el sustento para sus familias, de esta manera, las autoridades municipales como garantes de la institucionalidad, nos vimos en el rol de entregar ayudas humanitarias, las cuales eran insuficientes ante las necesidades y exigencias que los pobladores requerían y merecían.
Las problemáticas del sistema de salud que existe en el país y particularmente en los municipios de sexta categoría se evidenció, los ciudadanos que era contagiados por el virus se veían enfrentados a las precariedades de la red hospitalaria, por nuestra parte, los alcaldes debimos invertir buena parte de recursos en fortalecer la infraestructura para atender a los afectados por el virus, siendo deficiente muchos esfuerzos debido a que el número de infectados era exponencial y las adecuaciones de camas anti-covid eran muy pocas. A la fecha, los hospitales no han recibido el dinero producto de la aplicación de pruebas y la vacunación, lo que ha llevado a agudizar la problemática de salud local.
Ningún gobierno del mundo tenía el manual y mucho menos la experiencia de como implementar acciones ante la situación de afectación de la salud pública de esta magnitud, sumado a que funcionarios y contratistas de las administraciones municipales debieron ser aislados debido a que muchos de ellos fueron afectados por la enfermedad. De esta manera, los actuales alcaldes debimos pensar en nuevas estrategias, salvaguardar siempre la vida, pero buscar alternativas para no agudizar la crisis social y económica que vivíamos en nuestro territorio, consientes en la precariedad de recursos, pero con la convicción que necesitábamos dar respuesta ante una situación que requería del mejor de los esfuerzos y del compromiso de nuestros equipos de trabajo.
Comprendimos desde las alcaldías las fortalezas que nos han permitido salir a flote: el apoyo mutuo, el servicio a la comunidad como misión política, el trabajo constante y la fe en el futuro. Sabemos que es imprescindible fomentar y aplicar la inversión en muchos sectores importantes en la vida social como la educación y la cultura; en la creación de empresas y de empleos que permitan a la gente tener calidad de vida, bienestar en su día a día; activar el fortalecimiento de la vivienda, la alimentación, que sirvan como garantía y respaldo al momento de enfrentar una nueva necesidad como la que se ha presentado en el último año y medio; concientizar sobre la posición vital que tienen los campesinos, a quien rindo homenaje por estar a la altura de las circunstancias, sin su compromiso estaríamos condenados al desabastecimiento y a la agonía del hambre.
Hoy, le estamos apostando a la Reactivación Económica de nuestros municipios, como alcalde trabajaré hasta generar desarrollo para las comunidades, con el dolor de haber despedido a muchos ciudadanos a causa del covid, pero con la esperanza y la tenacidad que nos representa como caldenses y colombianos.