Llevamos varios días discutiendo el pronunciamiento de la Corte Constitucional sobre el aborto, tema complejo que jamás generará consenso. El aborto como método de planificación es indefendible; se supone que para ninguna mujer esta decisión es fácil, y que en cualquier caso es dolorosa. Siempre habrá posturas contrapuestas según la escala de valores de cada persona y de sus creencias religiosas. No es entonces intentar ponerse de acuerdo en un debate que toca asuntos filosóficos y teológicos. Se trata de respetar la autonomía que tiene cada mujer sobre su cuerpo, y de que se garanticen los derechos que tenemos las mujeres a decidir por nosotras mismas si queremos ser madres o no. Pero esto que suena sencillo, es en la práctica una batalla campal en un mundo en donde la estructura social parece ser construida a la medida de los hombres.
Causa tristeza pensar que derechos conquistados con esfuerzo estén en peligro de retroceder por cuenta de las propuestas de los autodenominados Provida. La sentencia de la Corte que despenalizó el aborto en tres causales, y que ha significado un enorme progreso en torno a los derechos de las mujeres, está corriendo nuevamente riesgo ante la amenaza de aquellos de convocar un referendo, desconociendo el espíritu de nuestra Constitución que defiende los derechos individuales. No por esto seré antivida, ni proaborto. Defiendo la libertad de decisión, la garantía de la salud sexual y reproductiva de las mujeres y evitar los riesgos que para ellas representan los miles de abortos clandestinos que aún se practican. Cada quien con su consciencia. A una mujer que tenga la convicción de que abortar no es opción, nadie la podría obligar a abortar a la fuerza. Pero otra mujer que tenga la convicción de no querer ser madre, no debería ser obligada tampoco a tener un hijo. Esto de la maternidad es una responsabilidad de por vida, que requiere de convicción para ejercerse como es debido. El mundo evoluciona, los tiempos cambian, la tendencia mundial es progresista. El 59% de las mujeres en edad reproductiva vive en países que, en términos generales, permiten el aborto. En los últimos 25 años, casi 50 países han cambiado sus leyes para aprobarlo total o parcialmente. Sería un retroceso enorme que el país reverse la actual legislación, que salva las vidas de muchas mujeres.
Sé que estoy metiéndome en un diálogo de sordos, como tantos temas en esta era de polarización. Propongo mejor, para ponernos a tono con la conmemoración del 8 de marzo, sumarnos a la dinámica que genialmente Ana María Mesa @animesa, propuso en Twitter. Bajo el hashtag #ComoHombres, generó una divertida a veces, pero al final dramática, exposición de los pensamientos, palabras y juicios a los que nos hemos visto sometidas toda la vida. El ejercicio era reemplazar el femenino por masculino. Basta con leer algunos ejemplos para entender de qué va el asunto:
Lo mínimo es que usted se levante más temprano, haga el desayuno, arregle a los niños para el colegio y cuidado y se pone bonito y bien puesto, no sea que su mujer se busque otro @FonsecaMonica
Que mal por esos hombres mochileros que aparecieron muertos y violados, pero yo me pregunto, ¿qué hacían dos hombres viajando solos, sin ninguna mujer a su lado? Es que se lo buscan… @_MarianaDiaz
Hombre, sos demasiado sexy para este trabajo @Margaritarosadf
¿En serio te quieres perder de la dicha de ser padre? @gsesquivel
Yo no entiendo por qué los hombres se quejan tanto. Me parece que, al contrario, nosotras les hemos abierto muchos espacios @Adrivillegas
Su perfil es muy bueno señor, pero por lo que tiene hijos veo muy difícil que pueda desplazarse, su esposa estaría de acuerdo? @kerasiAfrodita
"Acá vinieron la ingeniera y el niño para una reunión" @ana_jara
Es importante que desaparezca esa brecha entre mujeres y hombres porque hay periodistas hombres tan buenos como cualquier mujer @animesa
Se generaron 41.500 respuestas similares en los primeros dos días. Y la tendencia está trascendiendo a otros medios. Cuando se ponen en masculino, estas declaraciones se tornan risibles. Y este ejercicio basta para que entendamos que estamos llenos de prejuicios que perjudican a la sociedad en su conjunto.
Al final, hay algo paradójico: estoy defendiendo un derecho de las mujeres, que es negado por muchas, (véase el fallo de dos magistradas de la Corte). Hay un vastísimo número de hombres sensibles que apoyan con vehemencia la autonomía de las mujeres. No se trata entonces de una discusión de hombres vs mujeres. Pero es indiscutible que el patrón cultural machista carga con una responsabilidad mayor a la mujer por el hecho natural de dar vida. En un mundo ideal, la libertad y autonomía de cada ser, hombre, mujer o cualquiera que fuese su género, debería ser respetada.
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