Un profesor amigo que no conocía a Manizales, me preguntó hace pocos días por qué a Manizales le decían “Ciudad universitaria.” Le dije que aún falta mucho para que sea considerada así y le mostré un mapa de la ciudad. Le dije que en uno de los extremos de la ciudad está la Universidad de Manizales, y en el otro la Nacional de Colombia. Y que en el recorrido que se puede hacer de un lado al otro, se encuentran otras universidades: la Autónoma de Manizales, la Católica, una sede de la U. de Caldas, y la Católica Luis Amigó; y si se desvía un poquito, podrá ver las sedes principales de la Nacional y la de Caldas. Los expertos en temas de urbanismo denominarían a estas universidades como Instituciones urbanas. Este enorme campus universitario funciona como un elemento de integración y de articulación con todas las actividades y sistema urbano de Manizales.
La característica principal de los campus universitarios que hay en Manizales, es que ofrecen espacios de gran actividad social y cultural, no sólo para quienes están vinculados con la misma sociedad universitaria, sino para los ciudadanos en general. Diría que le hacen honor al lema de la ciudad: son universidades de “puertas abiertas”, y se muestran como excelentes alternativas que mejoran la relación con la ciudad y fortalecen su función sustantiva de proyección social. Por su mismo sentido de civilidad y por la producción de su conocimiento científico y cultural se han convertido en un referente vital para el desarrollo de la ciudad y del territorio mismo.
Un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) diseñado en clave de urbanismo moderno debe garantizar que se provean suficientes zonas verdes, al igual que grandes espacios públicos para el deporte y la recreación, para que se dé lo que se conoce como la vida urbana, que debe incluir la misma vida universitaria. Y cuando una ciudad, como la nuestra, cuenta con el privilegio de tener instituciones universitarias, además acreditadas de alta calidad, pues se espera que el diseño del POT considere como fundamental que se piense siempre en la gestión, producción y enseñanza del conocimiento, y en garantizarles condiciones mínimas para ello. Es necesario pensar en la ciudad como un campus universitario que requiere ocuparse de la vida de sus estudiantes (de los de ahora y de los que vienen) y que se convierta en todo un escenario pedagógico que deben fomentar sus propósitos misionales en clave de formación de ciudadanía.
La conjunción ciudad y universidad es una compleja urdimbre cuya resultante es el impacto positivo en el desarrollo urbano, en lo que tiene que ver con las actividades económicas, sociales y culturales, generando una mejor calidad de vida de los ciudadanos, acceso de éstos a la infraestructura universitaria, y generación de empleo temporal y parcial.
En la sesión del Concejo de Manizales (21/abril) que se citó para hacerle un seguimiento al programa de ejecución del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) –y que debía haberse realizado hace mucho tiempo–, expuse, como Secretario Técnico del Sistema Universitario de Manizales, Suma, lo que acabo de decir. Y finalicé diciendo que identifico tres grandes propósitos en esta conversación de la revisión del POT: la vinculación de la academia con la ciudad; la ciudad como escenario para la vida universitaria; y el impacto de la distribución espacial de la urbanización moderna de Manizales.
Los concejales no deben olvidar que la creciente demanda de las universidades en el contexto de la ciudad del conocimiento, demanda un mayor compromiso y responsabilidad no sólo de su parte, sino también de la administración de la ciudad. Las universidades urbanas y ciudadanas a lo largo del territorio de nuestra ciudad, de extremo a extremo, contribuyen de forma efectiva y eficiente en las dinámicas sociales locales, y en la búsqueda de una sociedad más equitativa y sustentable, apoyando el desarrollo económico y social.