Nos miramos al ombligo y exclamamos, Pereira capital del eje, y vaya se la creen. Mientras esto sucede, un manto de opacidad y de incertidumbre envuelve nuestra recordada Perla del Otún; y poco a poco se va develando una ciudad que asiste a un deterioro en su calidad de vida; habitantes agobiados por una movilidad en declive, una contaminación creciente y fracturas sociales configuran un panorama que reclama urgencia y atención; no hay duda, el futuro es el activo más importante de una sociedad y este debería ser la preocupación esencial de toda comunidad.
Las ciudades son sistemas complejos y algunos estudios en materia de movilidad, han identificado hasta 150 cadenas logísticas convergiendo de manera simultánea sobre la ya saturada y añosa infraestructura de las ciudades; Pereira no es ajena a esta condición, además de la escasa planeación y el inexistente control físico que se ejerce sobre su territorio; asuntos sobre los cuales no se refleja una buena gestión.
Poco a poco hemos sido testigos de como la ciudad se viene paralizando en las horas pico; no obstante, una alerta temprana si es necesario considerar; esta parálisis ya se extiende más allá de estas horas y por esa vía, estamos construyendo una ciudad que pone en riesgo su movilidad y en consecuencia la calidad de vida y la seguridad de sus habitantes.
Los sistemas complejos tienden a ser escalables, en buena parte por la limitación de recursos y la demanda de las soluciones van más allá de las pocas obras en ejecución; es una asimetría que se repite en otros sectores como la salud, la educación, lo ambiental y lo social, una situación que exacerba la polaridad y la indignación colectiva; pero retomado el tema que nos ocupa, esta simbiosis de complejidad y su escalabilidad en el tiempo, cada vez se acorta más y el apremio crece, con graves consecuencias en asuntos de seguridad vial, los cuales ya padece nuestra querida capital.
Hace unos meses escribí y me refería a Cerritos como un territorio indómito, allí sus habitantes se encuentran a la deriva, a la merced de la buena suerte cuando se desplazan por el mismo, no existe el menor asomo de orden físico; es una verdad lamentable.
La planeación del territorio de Cerritos se refleja en la suma de los intereses particulares y por esta vía se ha colonizado la mayor área de expansión de la urbe Pereirana, sin coherencia alguna, sin urbanismo, sin manejo de aguas residuales, es glamurosa la expresión de pozos sépticos, pronto tendremos la mayor concentración de fosos que recogen excrementos fétidos adornados en su superficie de jardines prístinos y agraciadas flores que ocultan la realidad ambiental que subyace sobre las viviendas; pero además de este lamentable entorno, los ríos que cruzan el sector de Cerritos se han convertido en cloacas en donde los excrementos de los exclusivos estratos, son vertidos de manera franca y en algunos casos, sin tratamiento alguno; todo esto ocurre en Cerritos en la tierra de hagámonos pasito y un favorcito.
En ausencia de planeación, la suma de los intereses particulares ha reinado y por esta ruta venimos destrozado un territorio cuyo destino podría haber sido un modelo de urbanismo; nada de esto existe, literalmente se están sembrando casas en las fincas y lentamente vamos construyendo una comarca en donde la calidad de vida pierde su sosiego, ese que nos acompaño durante muchos años, pero que se pierde a pasos crecientes; quizás estemos llegando a un punto de no retorno.
Es curioso el ordenamiento de las acciones. Primero construimos y luego vemos cómo diablos nos movemos; no se requiere mucha atención e inteligencia para entender el desorden; es evidente la falta de intervención de las autoridades y la nula articulación entre los planes parciales; una apología al desorden.
A esta altura del escrito es claro como los sistemas complejos son escalables y lo hacen de manera geométrica, y Cerritos no es ajena a esta situación, es un buen referente de la simbiosis a la cual me refería unas líneas atrás.
Pero es menester hablar de los burócratas, a quienes les corresponde construir un mejor futuro para los ciudadanos y las comunidades en general.
Antes de abordar el tema de la burocracia para cerrar la triada de los sistemas complejos, que, por supuesto poco entienden, al menos eso es lo que se evidencia; es oportuno referirnos al peaje de Cerritos II.
Circense su entendimiento por parte de los burócratas. La interpretación de las soluciones está lejos del contexto que se exige, que por supuesto no han estudiado; sin embargo, cuando asisten a las reuniones dejan constancia de su talento, arropados por la importancia de lo genérico, sin comprender la relevancia del entorno regional; con escasísimas excepciones algunos se han tomado el tiempo de estudiar el entorno y comprender que el futuro es posible construirlo.
La gran mayoría son burócratas vestidos con traje de ocasión, de calcetines escasos y calzones saltones, a quienes se les mojan los tobillos, pues no hay duda, la ciudad esta haciendo agua, pero por alguna condición especial, la inteligencia no les permite sentir esta condición palpable de ciudad.
Hace unos meses tuve la ocasión de leer con detenimiento una sentencia de primera instancia, me sorprendió la forma erudita y clara del escrito; un manual perfecto de como hacerse elegir, asunto que es diferente a ser elegido; pero la exigua línea semántica para algunos, entre hacerse elegir y ser elegido, les otorga una especie de patente de corso para posar en la foto de la farándula.
Lo que se plantea como solución para el uso de los recursos y destinación del recaudo del peaje es equivocado, se aleja del contexto urbano que requiere el territorio de lo que fuera Pindaná de los Cerrillos, tanto en presupuestos como en la definición de las obras que se requieren. Los escasos dineros deben focalizarse en las obras del corredor vial actual incluyendo la doble calzada a la Virginia; además es sensato compartir el peaje entre Cartago y la Virginia, esto sería más ecuánime, Cartago ha soportado por años la carga del peaje, no en vano existe un reclamo que es necesario considerar, al menos como sostenibilidad del proyecto.
Una acotación final, no es juicioso mezclar corredores viales salvo que el deseo de la complacencia supere lo racional y eso no sería correcto. Nada tienen que ver los corredores viales de Anserma Nuevo y el tramo la Romelia el Pollo. El primero hará parte de un nuevo proyecto que ya se consolida que es el tramo entre el Ingenio Risaralda y Media Canoa, con cargo a esa iniciativa deberán ser incluidas estas nobles aspiraciones; pero hay que decirlo con claridad, no es prudente su incorporación al peaje de Cerritos II, como tampoco lo es el tramo La Romelia – El Pollo; un trayecto de la mayor complejidad que supera con creces y de lejos los presupuestos expuestos en las reuniones de escasos calcetines; es ineludible centrar los diálogos sobre lo fundamental, la realidad urbana del corredor vial y abandonar lo decorativo, eso poco le aporta a la región.
De nuevo nos miramos al ombligo y tras una pausa expresamos…, Pereira trancón del eje.
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