Debo reconocerlo y me sucedía en los períodos de vacaciones. Cuando tomaba el ascensor para dirigirme a la piscina, solía encontrarme con unos paradójicos personajes, de gafas oscuras, protector solar en mano y siempre cargaban un libro, eran momentos de intensa humildad intelectual mientras el elevador nos llevaba al área del solárium. Mientras los observaba, noté que con frecuencia usaban la piscina y me preguntaba, qué había pasado con el libro, ese que me intimidó durante el viaje en el elevador. Finalmente entendí que estos actores amigos de la farándula, recordemos que usan calcetines escasos y calzones saltones, se les recalentaba el cerebro cada vez que leían un párrafo y les llenaba de angustia el reto de leer tan solo una página, de los cientos que se quedarían en el olvido sin lectura alguna.
Comienza el año 2021 y llama la atención como algunas voces arropadas bajo el manto de la inteligencia excesiva, al menos así tratan de posar para el registro periodístico y de las redes sociales que manejan con fluidez; nos hablan que lo importante es pasar la página. Recordemos que nunca leyeron más de una, estaban muy ocupados socializando en la alberca, razón por la cual poco comprendían; que, por lo general las historias continúan al pasar las páginas; me refiero que no es posible por arte de magia, amanecer el año nuevo con una partitura distinta a la realidad que vive la humanidad; sin duda, el lienzo se extenderá y no será corta la historia que está por develarse de la angustiosa situación por la cual atravesamos.
Ya son muchas las cábalas sobre el comportamiento de la economía esperada para el año que inicia y por supuesto nos hablan del crecimiento económico y debo admitirlo, es correcto referirnos al crecimiento, sobre eso no hay desacuerdo alguno y las cifras de referencia nos indican que este oscilará en una cifra superior al 4% y algunos más optimistas señalan un resultado esperado cercano al 4,5% de crecimiento, en buena hora las conjeturas económicas.
El asunto serio es que los amigos de la farándula poco entienden y no hacen lo suficiente para comprender la diferencia entre crecimiento económico y desarrollo económico. Cuando tratan de hacerlo lo hacen desde el pensamiento asociativo y facilista, como bien lo expone el Premio Nobel de Economía, que por fortuna no era economista, Daniel Kahneman en su libro “Pensar rápido, pensar despacio”, por lo general no utilizan el sistema 2, que exige pensar con mayor exigencia y análisis, se quedan en lo genérico y poco profundizan.
Las presiones sociales no se resuelven con crecimiento económico, es una falacia pensar que por esta vía vamos a solucionar las dificultades sociales y de marginalidad que vive nuestro país en la actualidad como consecuencia de la pandemia del covid-19. Si nos detenemos un poco y tratamos de escudriñar qué se esconde tras bambalinas en las cifras de crecimiento económico, encontraremos que ellas ponen de manifiesto más concentración de la riqueza, tan solo eliminemos el crecimiento sectorizado de algunos sectores como la banca, las compañías de tecnología y comunicaciones, las grandes cadenas de supermercados, las farmacéuticas, las empresas de servicios públicos y algunas empresas de logística, retail y distribución; así que descontados estos resultados no resulta difícil comprender que poco se ha aportado al desarrollo económico y social, aquel con el cual la sociedad en su conjunto logra superar escaños de angustia cotidiana y pobreza; por lo tanto, si restamos la concentración de riqueza obtenida vía crecimiento económico, entendemos que el resultado social del PIB poco aporta y por el contrario la polaridad, la desigualdad y la indignación se verán incrementadas; una repulsa a la concentración de la riqueza, una necesidad más que urgente de atender.
Es incauto pensar que desde la suma de los micromundos que se exponen en las reuniones virtuales y algunas sociales, arropados en la inteligencia excesiva y carentes del manejo del entorno y de creación de opciones sociales reales, podamos construir soluciones sostenibles; eso me preocupa en extremo.
Luego hablaremos de la tasa inflación; allí se ocultan realidades asombrosas.
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