La nueva encíclica del papa Francisco, Hermanos todos, Fratelli Tutti, sobre la fraternidad, la ilumina con la parábola del Buen Samaritano. Ese texto del Evangelio, que nos recuerda una historia de un hombre malherido que luego de ser asaltado queda tendido en un camino, y que pasan un sacerdote y un levita de largo, y solamente un samaritano se conmueve y lo ayuda.
Pues bien, el papa Francisco le dedica un número a aquellos que pasan de largo frente a las necesidades de los otros indefensos. Dice así ese numeral 73: “Luego la parábola nos hace poner la mirada claramente en los que pasan de largo. Esta peligrosa indiferencia de no detenerse, inocente o no, producto del desprecio o de una triste distracción, hace de los personajes del sacerdote y del levita un no menos triste reflejo de esa distancia cercenadora que se pone frente a la realidad. Hay muchas maneras de pasar de largo que se complementan: una es ensimismarse, desentenderse de los demás, ser indiferentes. Otra sería sólo mirar hacia afuera. Respecto a esta última manera de pasar de largo, en algunos países, o en ciertos sectores de estos, hay un desprecio de los pobres y de su cultura, y un vivir con la mirada puesta hacia fuera, como si un proyecto de país importado intentara forzar su lugar. Así se puede justificar la indiferencia de algunos, porque aquellos que podrían tocarles el corazón con sus reclamos simplemente no existen. Están fuera de su horizonte de intereses.”
Es lo que siempre hemos llamado la omisión, que se llega por muchos caminos. Uno en el rechazo directo; pero también por muchas vías, como el que señala el papa de vivir solos metidos en nuestros intereses sin tener ni la oportunidad de tomar conciencia de lo que sucede a nuestro alrededor. O también cuando dándonos cuenta, olímpicamente nos decimos: esto no es conmigo. Pues bien, en la misma encíclica hay algunos elementos que podrían ayudarnos a no pasar de largo…
Uno de ellos es conocer la historia, dice el papa que una manera como manipulan a las nuevas generaciones es imponiéndoles formas de leer la realidad por lentes ideológicos impuestos. Pues bien dice que el antídoto más efectivo es conocer la historia, para mantener siempre un pensamiento crítico.
Una segunda forma de protegerse para no seguir de largo es tener contacto directo y efectivo con la realidad. Dice el papa que la globalización nos acerca mucho, pero no nos hace más hermanos. Pues bien, acercarse a la realidad y escucharla es una manera de entrar en contacto y profundizar en el otro que está allí.
Un tercer elemento será el no desfallecer en buscar los signos de esperanza en la realidad. Por ello nos invita a que no dividamos. Hay una línea en el numeral 15 que parecería redactado para nuestra querida Colombia: “Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar.
Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos. No se recoge su parte de verdad, sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la prepotencia del más fuerte”. Abrir los canales del diálogo. Esto nos evita pasar de largo frente a los demás…
Esta carta del papa para todas las personas de buena voluntad nos pone frente a una dimensión bien humana, que nos puede ayudar a replantear muchas formas de relación que imperan en el mundo. Por lo pronto tratemos de no pasar de largo… los invito a leerla.
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