El papa Francisco nos visitó y su invitación fue para todos los colombianos y colombianas a dar el primer paso. Ese paso tiene un nombre propio: amor y perdón. Bien se había autodenominado el papa como “peregrino de esperanza y de paz”. La muerte, ni el odio son la última palabra reiteró frente a las víctimas y victimarios en Villavicencio, e invitó a todos a abrazar la justicia y la misericordia, que permita acoger a todos los responsables de la violencia. Y le dio un lugar especial a la verdad, como paso fundamental en esa dinámica de justicia y perdón.
La gran preocupación del papa es contribuir a que haya humanidad y la haya en abundancia. Y para ello invitó a todos a perdonar, a limar diferencias y a desactivar los odios y venganzas. Las víctimas han tenido un sitio central en la visita del papa. Desde el inicio de la visita el papa se encontró con las víctimas de la violencia, también vio a los ojos a las víctimas del sistema excluyente que como el colombiano genera inequidad. En Villavicencio señaló que todos los generadores de violencia eran también víctimas, y llamó a que haya una oportunidad siempre para todos. Siempre hay que defender la esperanza.
El mismo papa Francisco señaló que como manera de discernimiento pudiéramos ver a los ojos a los pobres antes de tomar decisiones. Es decir, los pobres se convierten en criterio para determinar qué hacer.
¿Y quién podrá dar ese primer paso? La invitación es para todos los colombianos y colombianas. Pero sin lugar a dudas el papa hizo especial énfasis en los jóvenes. En efecto, señaló a los jóvenes como el gran motor de transformación del país. Y les pidió mantener siempre su alegría y esperanza. Con radicalismo el papa afirmó, basta una persona buena para que haya esperanza. Y remató diciendo que todos podemos ser esa persona.
Con realismo dijo que se tuviera mucha paciencia con la cizaña que también está plantada en medio del cultivo de la paz. Habrá dificultades, pero la cizaña no puede desviar la atención de los que desean la reconciliación en el país. Fuerte metáfora del papa para referirse a aquellos que se han opuesto a la paz. A su vez, para aquellos que no pueden perdonar, señaló que hay que dejar que Dios perdone en cada uno. "Dios perdona en mí. Son muchos los que no pueden perdonar todavía, pero hoy recibimos una lección de teología, de alta teología. Toda Colombia tendría que abrir sus puertas, como las abrió este Hospital de Campo, y dejar que Dios entre y perdone".
Definitivamente, el papa Francisco ha buscado que ese primer paso para la reconciliación y perdón entre los colombianos, sea un paso colectivo, un paso en que todos podamos tomar parte. “Que allá donde haya odio y resentimiento, pongamos amor y misericordia”, señaló.
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